Nuevos métodos anticonceptivos

La ola que nos invade de retorno a los orígenes y recuperación de viejas costumbres (el pan a la brasa o el aroma a heno del hogar de la infancia) parece que ha Hegado también al terreno de la planificación familiar, presentándose en España un nuevo método, ya comercializado en otros países como Canadá, Francia, Suiza, Holanda y Estados Unidos, que es en realidad uno de los más antiguos conocidos. Su existencia no sólo se recoge en antiguos papiros egipcios y en la Biblia, sino que la conveniencia de su uso ha sido pieza clave en las recomendaciones que de boca en boca se han transmitido las profesionales del oficio más antiguo del mundo.Claro está que este método se ha presentado ahora convenientemente perfeccionado y tecnificado para garantizar un máximo de eficacia. Su recuperación se inscribe dentro de las investigaciones llevadas a cabo para buscar métodos seguros, fiables, baratos y que no deban ser supervisados por los médicos. El tampón Lineafarin, usado junto a un a crema espermicida, reúne, según los expertos, estas características.

Altas damas

Consiste básicamente en una esponja que situada contra el cuello del útero bloquea el paso de los espermatozoides y absorbe el semen. La crema espermicida actúa a su vez como una barrera química destruyéndolos. Su modo de acción es, por tanto, similar al diafragma, aunque presenta la ventaja de que no es necesario que lo adapte un ginecólogo y puede permanecer en la vagina hasta 48 horas, por lo que en EE UU se le conoce como el método del fin de semana. Como no altera en ningún sentido el ciclo hormonal de la mujer puede adquirirse en farmacias sin necesidad de recetas médicas.

Es una paradoja que en la era de los grandes descubrimientos tecnológicos se recupere un método descrito en la literatura médica de 1732 como un anticonceptivo eficaz, aunque visto desde hoy sería inaceptable la esponja empapada en limón del siglo XVIII, por los efectos destructores que el limón, usado como espermicida, tiene sobre la flora vaginal. Dos siglos antes, en el XVI, un texto de Henri Estienne, destruido por el consistorio de Ginebra, señalaba que este método "no sólo es usado por prostitutas, sino también por altas damas".

Para adecuarlo al siglo XX se ha estado trabajando sobre la idea de la esponja desde 1976, dentro de un programa de investigación de métodos que tuvieran un carácter marcado de inocuidad. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera la planificación como uno de los derechos fundamentales del hombre, y es uno de los elementos esenciales en su campaña de salud primaria para el año 2000, existen cerca de 300 millones de parejas en el mundo que no utilizan medios de contracepción eficaces, aunque desearían hacerlo.

Por un lado, porque se da un gran desconocimiento de los métodos existentes, especialmente de los más recientes, y por otro, porque el procedimiento más adecuado para sus necesidades todavía no se ha inventado o no está a su disposición.