Noruega considera que el cohete desvió su trayectoria por error
Noruega y Finlandia, los dos países recorridos por el misil soviético supuestamente desviado de su trayectoria correcta, reaccionaron de forma moderada, aunque un tanto en función de sus alianzas militares. El Gobierno noruego, miembro de la OTAN, ha considerado el suceso "un accidente", mientras que Finlandia, un país neutral unido a la Unión Soviética por un tratado de amistad y cooperación, ni siquiera ha reconocido que se trate de un misil de la URSS.Noruega, cuyos potentes radares le permiten registrar todos los movimientos de las unidades navales soviéticas de la base de Murmansk, dio la noticia y precisó que se trataba de un misil lanzado desde un submarino soviético.
En Finlandia las autoridades se han mostrado extraordinariamente discretas y un portavoz del Ministerio del Aire se limitó a confirmar que "un objeto volante no identificado" había sido localizado al cruzar la frontera con Noruega en dirección al lago Inari. Finlandia ha considerado el incidente una violación de su espacio aéreo.
Los observadores se preguntan si el discurso de Año Nuevo del presidente finlandés, Mauno Koivisto, no era una primera reacción al suceso. Koivisto expresó la necesidad de un acuerdo entre las superpotencias sobre la prohibición total de misiles de crucero de gran radio de acción, lo que, en su opinión, permitiría estabilizar la situación en el mundo y "en el norte de Europa en particular". Añadió: "Debemos dotarnos de medios que permitan detener las violaciones de nuestro territorio y nuestro espacio aéreo".
El ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Svenn Stray, estimó que el incidente fue un error y anunció que su Gobierno presentaría una nota oficial de protesta a la URSS. "Tenemos razones para creer que se trata de un accidente, pero que afecta al territorio noruego y que es muy serio", dijo.
