El presidente libanés pide de nuevo apoyo a Siria ante el incremento de la tensión

Como cada vez que se encuentra en apuros desde que en la pasada primavera se distanció de EE UU, el régimen libanés ha recurrido nuevamente a Siria, su protectora, con la visita a Damasco del presidente Amin Gemayel, que regresó ayer a Beirut tras entrevistarse en tres ocasiones con su homólogo sirio, Hafez el Asad.A los habituales duelos de artillería que se libran diariamente entre el Ejército y la milicia drusa de Walid Jumblat, a las dificultades de esas mismas fuerzas armadas regulares para hacerse con el control de una ciudad en la que proliferan los grupos armados y a la incapacidad del Gobierno de unión nacional para ponerse de acuerdo sobre el despliegue de sus tropas a lo largo de la carretera costera entre la capital y Sidón, se añade ahora un peligro suplementario que puede provocar un nuevo estallido de violencia.

El probable fracaso de las negociaciones de Nakura, patrocinadas por la ONU, entre Beirut y Tel Aviv sobre la retirada israelí del sur del Líbaño incitara casi segura mente al Estado judío a replegarse unilateralmente sin que el Ejército libanés pueda sustituirle y evitar con su presencia nuevos y graves desórdenes confesionales.

Mientras en los alrededores de Beirut las facciones beligerantes intercambiaban ayer proyectiles de todo calibre con más intensidad que de costumbre, Gemayel pedía, según fuentes allegadas a la delegación libanesa, su apoyo al jefe de Estado sirio «ante las graves consecuencias que podría tener para Líbano un incremento de la tensión".

Su homólogo sirio le contestó, según la agencia de Prensa oficial Sana, reiterando su disposición a proporcionarle el respaldo necesario e insistiendo en la indispensable "retirada israelí sin condiciones ni concesiones de ningún tipo" por parte de Líbano.