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El sufragio perezoso del microcosmos Nueva Delhi

Nueva Delhi tiene, como los días de la semana o los signos del zodiaco, el cabalístico número desiete a efectos electorales, porque siete son los diputados que la capital india elige para la Lok Sabha o Cámara Baja del Parlamento. Y quizá por eso los analistas políticos conceden una gran importancia al resultado de las elecciones en la capital, que constituye un microcosmos del inmenso territorio indio.Los habitantes de Nueva Delhi fueron perezosos a la hora de depositar su voto. La asistencia en las primeras horas de la mañana a los colegios electorales fue escasa en proporción a la baja temperatura de nueve grados a las ocho de la mañana. Un muestreo realizado por este periódico durante dos horas, entre 10 y 12 de la mañana, en cuatro de los siete distritos electorales de la capital mostraba que la votación era continua pero no masiva. Las colas sólo se producían dentro de los colegios electorales, y cuando continuaban en la calle, las hileras no incluían más de 40 o 50 votantes.

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Millones de indios votaron durante la primera jornada electoral, en medio de drásticas medidas de seguridad

Como en España, los partidos no pueden colocar su propaganda y sus tenderetes a menos de 100 metros del colegio electoral, pero a diferencia de nuestro país, en la India es fácil saber por quién vota la gente, ya que cada votante acude a la mesa instalada por su partido en las cercanías del colegio electoral para conocer exactamente su número de inscripción en el registro electoral.

El recorrido de este enviado especial por los distritos de Delhi demuestra la predición hecha por la Prensa india para la capital: que la lucha va a ser reñida entre el Partido del Congreso (I) del Gobierno y el principal de la oposición Bharatiya Janata Party (BJR).

Si hay que hacer caso a las apariencias, los sijs de la capital se pronunciaron masivamente a favor del BJR, como consecuencia de los trágicos sucesos que siguieron al asesinato de Indira Gandhi. Este corresponsal pudo comprobar cómo generalmente los sijs acudían a los colegios en número de tres o cuatro y sólo en contadas ocasiones se podía ver a un sij aislado. En los campos de refugiados adonde fueron trasladados los miembros de esa comunidad tras el incendio de sus casas y sus propiedades, las autoridades facilitaron transporte a aquellas personas que querían acudir a los colegios electorales.

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