La primera y, seguramente, última entrevista

La autora de la difícil entrevista a Alí Agca ha revelado al corresponsal de EL PAÍS algunos de los pormenores de su encuentro con el autor del atentado contra Juan Pablo II. Maria Antonietta Calabré ha sido la única persona a quien, además de a Juan Pablo II, se le ha permitido hablar con Agca en la cárcel, si se exceptúa a los jueces durante los interrogatorios oficiales. Ni siquiera el capellán, solicitado por Agca, ha recibido nunca permiso para visitarlo.La periodista no ha querido revelar por qué le ha sido concedido sólo a la revista Il Sabbato el privilegio de realizar la única entrevista y seguramente la última con Alí Agca. Dijo que ella había estado hacía sólo unos días con la madre de Agca en su casa de Turquía. En este caso, la autorización fue concedida por el vicepresidente del Gobierno turco.

Al parecer, la madre de Agca se quejó de que no recibía ninguna carta de su hijo desde 1981. La periodista se lo contó a Agca durante la entrevista, pero éste le respondió que no quería mezclar en nada a sus familiares. Al parecer, tiene mucho miedo a posibles represalias.

La entrevista se produjo en la cárcel de máxima seguridad de Rebibbia, donde Agca está en total aislamiento en una celda ultrablindada, construida expresamente para él y cedida sólo tres días al banquero acusado de estafa, Michele Sindona, precisamente porque estaba considerada la más segura. Hubo condiciones muy duras y concretas. Por ejemplo, que el coloquio tenía que ser sólo en italiano, sin salirse del tema establecido, sin grabadora ni fotógrafo y anteel sudirector de la cárcel.

A la pregunta sobre qué piensa en realidad Agca acerca del secuestro de la joven ciudadana vaticana Eníanuela Orlandi, la periodista confirmó a EL PAÍS que Agca se halla convencido de que el hecho está estrechamente relacionado con su caso y con el atentado al Papa. Así lo piensa también el juez Illario Martella, que habla del asunto en el sumario de más de 1.000 páginas sobre el intento de asesinato de Juan Pablo II.

¿Y si la petición de indulto formulada por Agca en la entrevista estuviera concertada y preparada por alguien a cambio de su confesión, en la que se acusa a los búlgaros de haber organizado el atentado?

La entrevistadora ha revelado a este periódico un detalle interesante. El juez Martella, antes de presentar oficialmetne el sumario con el que envía a juicio a cuatro turcos y a tres búlgaros acusados de compló en el atentado al Papa, leyó a Agca, palabra por palabra, todas sus confesiones y le dijo casi textualmente: "Usted tiene ahora todas las posibilidades, sin ningún prejuicio, de retractarse o de corregir sus declaraciones ante los jueces. Si lo hace, no le pasará nada y no se olvide de que, con el perdón del Papa, según la Constitución, le puede ser otorgada un día la gracia de la libertad. Pero, si confirma ahora todas sus confesiones y después se demuestra en el proceso que ha mentido o calumniado, se habrá jugado para siempre la posibilidad de obtener el indulto".

Según la periodista de Il Sabbato, si no se conociese la integridad del juez Martella se podría pensar casi en una incitación para que Agca se retractara de sus graves acusaciones sobre la písta búlgara.

"A pesar de todo, Agca", afirma la entrevistadora, "me ha confirmado que ha ratificado todas sus afirmaciones sin cambiar una coma".

A la pregunta de si Agca piensa convertirse al cristianismo, la periodista ha dicho a EL PAÍS que se lo ha preguntado expresamente, y que Agca ha confirmado que sigue siendo musulmán. Pero añadió que, a su parecer, de toda la entrevista no se podía excluir la posibilidad de una futura conversión, ya que hablaba del Papa como si en realidad fuera ya hoy el pe!sonaje para él más importante en su vida religiosa.