Seis años de roces intermitentes

Las relaciones entre España y Libia transcurrieron sin incidentes de relevancia hasta finales de la pasada década. Fue a partir de la instauración de un régimen democrático en España cuando, en 1978, con motivo del debate que la Organización para la Unidad Africana (OUA) iba a celebrar sobre la africanidad de las islas Canarias, ,don Juan de Borbón, padre del Rey Juan Carlos y conde de Barcelona, portador de un mensaje real, se entrevistó con el caudillo libio, Muammar el Gaddafi. Don Juan expuso en esa ocasión la preocupación española por las tesis independentistas del MPAIAC que, según su líder Antonio Cubillo, contaba con el apoyo de Libia.Posteriormente, en tres ocasiones, el líder libio ha expresado su deseo de viajar a España, sin que la visita se llegase a concretar.

Sin embargo, Gaddafi se prestó a responder, el 5 de diciembre de 1980, a un auditorio de profesores y alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid, mediante una conexión vía satélite de 32 horas de duración y con un coste aproximado de 96 millones de pesetas, para explicar la tercera vía universal, superadora del capitalismo y del socialismo, gracias a la creación de comités de representación popular. Era la primera vez que establelcía una comunicación con España, desde su acceso al poder, en septiembre de 1969.

Acusaciones y desmentidos

En repetidas ocasiones se ha suscitado la cuestión del supuesto apoyo libio que recibe la organización terrorista ETA. En noviembre de 1980, Gaddafi negó cualquier tipo de ayuda a los separatistas vascos por parte del régimen libio. Sin embargo, el 11 de marzo de 1981, en la televisión« italiana, explicaba su comprensión hacia ETA. "Sin duda", declaró en aquella ocasión, "ETA recurre a actos terroristas, pero sus reinvidaciones de independencia me parecen claras y precisas".

El último incidente en este sentido se produjo en noviembre de 1983, cuando Enrique Vázquez, jefe de los servicios informativos de TVE, se desplazó a Libia para entrevistar a Gaddafi, coincidiendo con el momento en que Felipe González señalaba en Viena la necesidad de celebrar una cumbre de los países occidentales contra el terrorismo, tras haber llegado al convencimiento de las implicacio nes soviéticas, cubanas y fibias en los movimientos terroristas, in cluida ETA.

Antes, en septiembre de 1981, y con motivo del incidente del golfo de Sidra, en el que Estados Unidos derribó dos aviones libios, el máximo dirigente del régimen de Trípoli amenazó con atacar las bases de Estados Unidos y de la OTAN en Grecia, Italia y España en caso de que se produjera un ataque norteamericano contra Libia procedente de dichas bases. Gaddafi añadió que España y otros países europeos apoyaban las posiciones libias en este punto, lo que provocó un tajante desmentido por parte española.