Más de 500 millones diarios, coste del tráfico ilegal de petróleo
El tráfico ilegal de gasolina y gasóleo ha supuesto para Nigeria, entre enero y junio de 1984, pérdidas diarias de tres millones de dólares -unos 510 millones de pesetas-, ya que de los 150.000 barriles de refinado que recibía diariamente del exterior, primero de la República Federal de Alemania y posteriormente de Brasil, 50.000 se quedaban para el consumo interno del país y el resto era cargado, como supuesto combustible, en los tanques de los buques que acudían a los puertos nigerianos a repostar.Las 18.609 toneladas de gasóleo extraídas ilegalmente de Nigeria por el buque español Izarra suponen una mínima parte de este contrabando, ya que su valor, unos 2,3 millones de dólares (unos 391 millones de pesetas), es inferior a lo que perdía el país por día.
Nigeria posee tres refinerías: Port Harcourt, Iwarri -ambas en zonas costeras-, y Kaduna, en el interior. La producción de refinado no abastece las necesidades del país -el litro de gasolina cuesta actualmente dos nairas, que al cambio no llegan a los dos dólares-, en cuanto a derivados del petróleo. Es por ello por lo que Nigeria llegó a un convenio, primero con la compañía petrolera alemana Stiness, de capital privado, y, posteriormente, con la empresa nacional de petróleos brasileña Petrobraz, para el envío de 150.000 barriles de crudo nigeriano. Una vez obtenido el refinado de los derivados, eran devueltos para el consumo interno del país.
Este tipo de operaciones con refinerías extranjeras era completamente ilegal, hasta el punto que la nueva Administración militar, que preside Mohamed Buhari, mantiene el contrato con los brasileños, aunque lo ha remitido a 50.000 barriles diarios, ya que, perseguido el contrabando y la piratería, se comprobó que 100.000 barriles no llegaban a zonas del interior del país, sino que se quedaban en los puertos, donde eran introducidos en los buques como carburante de consumo.
El negocio ilegal estaba en que los buques que venían a repostar a los puertos nigerianos no sólo se proveían del combustible necesario para la navegacíón, sino que llenaban todos sus tanques, hasta el punto que almacenaban camufiadamente gasóleo en grandes proporciones. Este gasóleo era trasladado a puertos como Las Palmas de Gran Canaria y Rotterdam, donde era suministrado a empresas dedicadas a proporcionar combustible a otros buques.
Las operaciones de repostar combustible eran pagadas en nairas (moneda nacional), que en el mercado negro perdían su valor real, de forma que por un dólar se obtenían cinco nairas. Los contrabandistas pagaban el carburante nigeriano con nairas obtenidas en el mercado negro y lo vendían, en Las Palmas y Rotterdam, en dólares. Los beneficios entre enero y junio, pese a que una naira oficialmente equivalía a 1,3 dólares (unas 225 pestas) , eran cuantiosos.
Esta forma "rápida y fácil" de obtener beneficios, en opinión de un cualificado hombre de negocios europeo que mantiene buenas relaciones con la actual Administración, se efectuaba con la covivencia de altos ejecutivos nigerianos, y fue la que atrajo a Nigeria al naviero español José María López Tapia, quien ya había realizado negocios con este país y en el que su hermano Ignacio hizo inversiones en la construcción.
La nueva Administración, que obtuvo el poder a través de un golpe militar el 31 de diciembre del pasado año, decidió acabar con la corrupción. Los gobernantes militares no podían concebir que un país productor de petróleo como Nigeria que, por necesidades, se veía obligado a importar el refinado de sus crudos, fuera, a su vez, exportador de éstos.
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