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Prosoviética

Rosa Montero

Parece ser que a los granadinos no les ha gustado la Mariana Pineda televisiva. O eso dicen los papeles. La Prensa habla de "tergiversación histórica", una acusación que suena sensata y razonable. Lo que ya resulta delirante es el pertinaz vapuleo que se le está propinando a Pepa Flores, la niña Marisol de nuestra infancia.O sea, que aseguran que la Pepa esta fatal en su interpretación de la heroína. Lo cual me deja tan campante, porque no he visto ni un sólo programa de la serie y ni sé si lo hace bien o mal ni me importa el asunto lo mas mínimo. Sí me importa, en cambio, y me espeluzna, el estilo atrabiliario de las críticas. Un periodista granadino llega a decir que lo, malo de la Pepa es "el ligero asomo prosoviético en su desenvoltura ante las cámaras, mas socialrealista que dulce y tan alejado de la Mariana Pineda que nos describe su biógrafa Antonina Rodrigo". Fascinante.

A mi los prosoviéticos no me caen simpáticos; a veces, jugando a las imágenes, me parece verles con una bota claveteada alojada en el lugar donde otros guardan el cerebro. Pero ignoraba yo que hubiera una escuela interpretativa prosoviética, y me pasma que se pueda entrever dicha ideología en una réplica de diálogo, en un primer plano, en una toma, como no sea que las cejas de la Pepa conformen, inadvertidamente, los perfiles de una hoz y de un martillo, o que el puño de la chica se dispare, cerrado y bolchevique, a poco que la actriz descuide dónde pone la mano. Otrosí, se me antoja inquietante que a la Flores se la critique de esta guisa y que en cambio nadie diga, de los varios actores fachas que tenemos, que su interpretación es mala porque al cruzar el escenario se le nota un asomo de paso de la oca o una desenvoltura decididamente falangista en el monólogo. En fin, me extraña esta unanimidad en la virulencia, este frenesí en poner a la chica como un trapo, como si no se le perdonara el que, siendo nuestra niña prodigio como fue, se atreva ahora a ser no nuestra, sino suya, rusófila, cubanista o lo que quiera.

Si a los prosoviéticos los veo con una bota a modo de cerebro, no me atrevo ni a imaginar qué sustancia hará las veces de neuronas en estos paladines de la crítica.

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