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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los cambios del 'cambio'

No es posible dejar de relacionar las reflexiones que el domingo 2 hacía Juan Luis Cebrián sobre el poder y el cambio con el editorial que seis días más tarde publicaba EL PAIS sobre el Gobierno y la muerte. Decía, entre otras cosas, Juan Luis Cebrián que, para los socialistas, ahora "la seguridad del poder se ha basado en un pacto con las fuerzas que se oponen al cambio prometido".Comienza el editorial del día 8 diciendo que "las críticas arrecian contra el Gobierno socialista porque no ha cambiado la forma de vivir de los españoles", y añadía ese editorial que, tras la denegación del Ministerio del Interior a admitir en su registro a la Asociación Derecho a Morir con Dignidad, sabemos ahora "que tampoco quiere (ese Gobierno) cambiar, ni dejar que cambie, la forma de morir".

La cuestión es si los socialistas -en cuyo partido milita el que esto escribe desde mucho tiempo antes que dicho partido pudiera soñar con alcanzar el Gobierno-; la cuestión, digo, es si los socialistas, al pactar, no debieron resignarse a tener el Gobierno y no tuvieron que renunciar a tener realmente el poder.

El cambio habría debido consistir en que el poder dejase de estar en manos de quienes de hecho lo tuvieron siempre en este país, de los poderes fácticos; pero los tres tenidos siempre como tales y un cuarto poder, el de Washington, añadido ahora a ellos, han sido capaces de condicionar de tal manera a quienes tras las elecciones de hace dos años se vieron con las carteras ministeriales que, ciertamente, es difícil notar que algo haya cambiado por aquí.

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Porque sé que muy a menudo la realidad es el venir a menos de la idea, no reprocho a algunos de los ministros socialistas el que hayan tenido que constatar ahora ese, también a menudo, lamentable hecho, pero sí reprocho a otros -como el de Interior- el que su sumisión a los poderes fácticos sea tal que parezca que nunca hubiera habido idea del socialismo en sus cabezas.

Quizá tengan razón algunos de aquellos que ahora nos gobiernan y hacen lo que pueden, y piden plazo más largo para que tenga lugar realmente el cambio. No deberían, sin embargo, gobernar en nombre del socialismo quienes, por ejemplo, no sean capaces de ver que, digan lo que digan determinadas ortodoxias, el socialismo no ha de estar tanto por la cantidad como por la calidad de la vida.

Entodo caso -y eso a todos los que, ahora tienen responsabilidades de Gobierno-, para que la misma idea del socialismo no sufra menoscabo en las mentes de tantos que votaron por el cambio, cada vez que pueda parecer que han de renunciar en cuestiones de principio sería bueno que explicasen a este pueblo cuál sigue siendo la realidad del poder en este país.-

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