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Fundamentalistas y realistas se enfrentan en el congreso 'verde'

Los verdes, partido ecologista y pacifista de la República Federal de Alemania (RFA), iniciaron ayer en Hamburgo su asamblea federal, un congreso de tres días en el que 800 delegados debatirán sobre todo las posiciones enfrentadas de los fundamentalistas, partidarios de una oposición total al sistema, y los realistas, que se inclinan por una participación y cooperación con los socialdemócratas (SPD).Los verdes han cumplido cinco años y debaten todavía si son un movimiento o un partido, lo que en la jerga ecopacifista de la RFA divide a los afiliados en realistas y fundamentalistas. La postura ante el poder central se debatirá en la asamblea de tres días de Hamburgo, donde hay reservadas plazas para los observadores diplomáticos, síntoma del peso adquirido por los ecopacifistas.

Con el viento a favor del escándalo Flick de donativos y sobornos a los partidos tradicionales de la RFA, de las historias que no cesan sobre destrucción del medio ambiente y catástrofes ecológicas, más el temor despertado por el estacionamiento de nuevas armas nucleares en la RFA, los verdes han aumentado incesantemente el número de potenciales votantes. Algunos sondeos les dan ya un porcentaje próximo al 10%. Los verdes han reducido a la nada a los tradicionales grupos de izquierda de la RFA, donde actualmente los terribles jóvenes socialistas (jusos) han perdido prácticamente toda su influencia.

Ni siquiera el desbarajuste y desorganización de los ecopacifistas ha tenido una repercusión negativa sobre el electorado, que se mantiene fiel a lo que consideran única alternativa contra el sistema establecido.

El problema de los verdes se plantea a la hora de tomar una postura ante el poder. Los fundamentalistas consideran que el partido sólo podrá conservar su identidad en una posición de total oposición y de negación a toda colaboración. Los realistas se pronuncian a favor de una cooperación y entendimiento con la socialdemocracia.

La polémica se agrava después del fracaso de la colaboración SPD-verdes en el Estado de Hesse, que duró poco más de cinco meses. Los verdes toleraban en Hesse el Gobierno minoritario del SPD y le apoyaban con sus votos en el Parlamento regional. Esta cooperación se rompió ante la aceptación del Gobierno socialdemócrata (SPD) de los planes de Bonn de ampliar en Hesse unas fábricas productoras de combustible nuclear.

La moción presentada por la presidencia federal de los verdes al congreso de Hamburgo llega a la conclusión de que "nuestro mandato es continuar y ampliar el camino de la oposición radical al sistema con la que se llegó a nuestra fundación". Contra esta moción, de la presidencia del partido, un grupo de diputados, entre los que destacan Otto Schily, Joschka Fischer y Waltraud Schoppe, se pronuncia expresamente a favor de una política ecológica reformista. Esta moción realista dice que la alianza con el SPD es la única esperanza contra el desmantelamiento social en la República Federal de Alemania.

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