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La 'caja' de Pandora no estaba para sorpresas

Los alarmistas y los menos alarmistas tuvieron ayer mucho de que hablar y muchos argumentos contrarios para defender sus respectivas opiniones. Posiblemente la bolsa está atravesando uno de esos momentos en los que conviene no dejarse arrastrar demasiado por el nerviosismo para no adelantarse ni para llegar tarde.Parece evidente que los operadores a la baja están viviendo unas jornadas de tranquilidad, comprobando cómo el mercado sigue fielmente sus pronósticos y viendo cómo la cota del 137%, se acerca vertiginosamente. Claro que estos escépticos han apostado por un descenso más acusado aún, y que podría llegar hasta el 132%. Pero, como quien no se consuela es porque no quiere, estos descensos pueden suponer, en los primeros meses de 1985, la posibilidad de obtener unos aumentos más importantes de lo que se podría esperar unas cuantas jornadas atrás.

La situación que se comentaba en la jornada anterior, la apatía bancaria, se agravó ayer considerablemente, con un aumento del saldo vendedor en la caja de los siete grandes a 382.678 títulos. La falta de contraoferta compradora en el Hispano Americano llevó a esta entidad a no fijar cambio, aunque en el acto de cotización se estableciera posición papel a 198 (la caja proponía 196). La actitud del síndico-presidente consiguió evitar males mayores, al menos en la jornada de ayer. Como era evidente, los rumores de que la entidad no repartiría dividendo estaban en el centro del ciclón, lo que originó comentarios críticos de otros grandes bancos, ya que el sector, en conjunto, terminó reflejando estos malos vientos.

Las lenguas viperinas insistían eyer en su tesis de que la gran banca está dispuesta a echar un pulso al Gobierno, no sólo en el tema de los coeficientes, ni en la próxima renovación de pagarés del Tesoro, sino que esta actitud se debe también a las negociaciones sobre intercambios de activos del sector eléctrico y a la futura reordenación del sector petroquímico, tradicionales puntos fuertes de estas grandes entidades. Los más sensatos, por el contrario, ponen en duda que exista esta ofensiva, ya que el Hispano es, posiblemente, la entidad más vulnerable dentro de los grandes a causa de la digestión que debe realizar por la comida del Urquijo-Unión.

Al lado del tifón bancario, los demás sectores no consiguieron despertar el interés de los operadores. Y, curiosamente, las futuras ampliaciones de Hidrola y Fecsa no levantaron grandes comentarios, aunque es de suponer que hoy, más serenas las aguas, los analistas se ocuparán extensamente de las mismas.

Por el momento, y a pesar de que el sector perdió ayer 2,29 puntos, el barómetro de las compras a crédito se centra prioritamiente en estos valores, con 10,7 millones para Sevillana en la sesión del miércoles, 10,1 millones para Iberduero, 4,0 millones para Fecsa y 3,1 millones para Unión-Fenosa. Eso, en buena lógica, debería suponer que muchos operadores mantienen cierta confianza en el corro.

También pasaron muy desapercibidos los anuncios de reparto de dividendo por parte de Colon de Inversiones, a cuenta del ejercicio 1984, el próximo día 10, y que será del 6% sobre el nominal; de Inmobiliaria Zabalburu, de 60 pesetas líquidas, el 31 de diciembre, y de Zardoya Otis, de 90 pesetas brutas, el día 10 de este mismo mes.

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