El embalse sobre el río ArIanza
El proyecto data de 1907 y con él se anegaría la cuna de Castilla y uno de los ecosistemás más bellos de España
El proyecto del embalse de Retuerta, sobre el río Arlanza, amenaza con inundar uno de los más bellos enclaves de Castilla. La idea de hacer un pantano en ese lugar data de 1907, pero hasta 1946 no se redactó un proyecto que preveía la construcción de una presa de 55 metros de altura en las cercanías del pueblo de Retuerta, en un impresionante paraje en que el río se curva y encaja entre fuertes rocas. Las obras se iniciaron en 1964, construyéndose los aliviaderos y un tunel de desvío, pero fueron paralizadas 10 años después. En 1980, sin embargo, se decidió recomenzarlas a pesar de la oposición que el proyecto había ya levantado por sus consecuencias sobre el entorno natural e histárico-artístico del lugar.La obra, que consta de una presa principal y un dique lateral, es una presa de las llamadas de gravedad o escollera, las cuales se construyen acumulando tierra y materiales sueltos para formar el dique. Tendría unos 250 metros de longitud e inundaría 1.500 hectáreas en los términos municipales de Retuerta, Hortigúela, Cascajares de la Sierra, Barbadillo del Mercado, Contreras y Covarrubias, teniendo que expropiarse una superficie total de unas 2.300 hectáreas, en su mayor parte pequeñas propiedades de los vecinos de esos pueblos. Inundaría además el pueblo de Retuerta, 50 casas de Cascajares y 67 de Hortigúela, amén de tres carreteras, una línea férrea y, lo que es peor, el monasterio de San Pedro de Arlanza, monumento nacional.
Las puertas de Mahoma
La presa pretende regular para riego un volumen de unos 140 hectómetros cúbicos, lo que permitiría poner en regadío unas 19.000 hectáreas en las provincias de Palencia y Burgos. Aunque existen algunas dudas respecto a la viabilidad técnica del proyecto, razón por la que se han paralizado las obras más de una vez, parece que el agua recogida podría mejorar considerablemente las condiciones agrícolas y económicas de muchos pueblos de la árida Castilla.Pero nunca llueve a gusto de todos. Las implicaciones ambientales de un proyecto de esa envergadura son considerables. En primer lugar, se transformaría drásticamente uno de los más hermosos y mejor conservados parajes de la provincia de Burgos. El valle del Arlanza se extiende en su curso medio entre Salas de los Infantes y Covarrubias. Cerca de Salas, los paisajes son abiertos y tienen un carácter marcadamente agrícola, pero a medida que descendemos por el curso del río éste se encaja bruscamente entre la sierra de las Mamblas y las Puertas de Mahoma. Aparecen, en la orilla izquierda, los magníficos cantiles, cortados a pico, de El Gayubal, en los que anida una de las más numerosas colonias de buitre leonado de España. La orilla derecha, de empinadas laderas, está cubierta de un denso bosque de sabinas, enebros y encinas de incomparable belleza. El Arlanza se abre paso entre las rocas y va retorciendo su curso, sorprendiéndonos en cada recodo. La vegetación de la ribera, con sus alisos, olmos, sauces y fresnos, pone una nota de frescura en el fragoso paisaje. En las abruptas pendientes, los melojares, encinares, quejigares y sabinares albergan una fauna tan variada como rara. Allí viven el venado, la garduña, el turón, la comadreja, el gato montés, la gineta e incluso el lobo. Otras especies que antaño poblaban estos montes, como el lince, el buitre negro, el águila imperial o el rarísimo quebrantahuesos, han desaparecido en los últimos años o están a punto de hacerlo. El proyectado embalse modificaría previsiblemente el carácter de estos valiosos ecosistemas, no sólo porque inundaría toda la parte baja del valle, acabando con uno de los pocos ríos no contaminados de Castilla, sino por los impactos que causaría en diversos elementos del medio.
Los procesos geodinámicos del río se verían afectados, generándose erosión aguas arriba del embalse y descarnamiento en sus márgenes por la variación estacional del nivel de las aguas. La presencia de una gran masa de agua cambiaría el microclima local y tendría un efecto de barrera sobre numerosas poblaciones de vertebrados. Quizá lo peor sería el impacto de los nuevos usos del territorio, la construcción de nuevas carreteras por el sabinar, la urbanización -ya en proyecto- de los bordes del embalse y la intensificación de un turismo poco respetuoso con la naturaleza. Por supuesto estos hermosos paisajes quedarían irreconocibles.
La desamortización
Sin embargo, no son razones estrictamente ecológicas las que con más fuerza se oponen a la presa. En una revuelta del río aparece súbitamente la mejor joya que albergan estos parajes: las ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, maravillosa mente encajadas en el paisaje circundante. El monasterio, primer lugar donde estuvo la tumba del conde Fernán González -hasta su traslado, a causa de un incendio, a la colegiata de Covarrubias-, está unido simbólicamente al nacimiento de Castilla. El Arlanza siempre fue un lugar natural de paso de las más distintas culturas. Existen yacimientos paleolíticos, de la edad del bronce, del hierro, romanos, visigodos y medievales que quedarían cubiertos por las aguas. El monasterio albergó, desde Fernán González, al cenobio más rico e influyente de toda Castilla, que no decaería hasta la desamortización de Mendizábal. Luego un incendio lo dejó maltrecho, fue privatizado y decayó. Es, en cierta medida, la cuna y primitiva fuente espiritual de Castilla. Los proyectos de traslado del monasterio, arracándolo de su entorno natural y paisajístico, no logran convencer. La Real Academia de la Historia, el Colegio de Arquitectos de Madrid y la Dirección General de Bellas Artes ya han mostrado su preocupación. Y es que no se trata de salvar unas ruinas, sino todo un enclave con su naturaleza, su historia, sus monumentos y su paisaje.
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