Máxima expectación

La sala de plenos de la Asamblea de Madrid, en la antigua universidad de la calle de San Bernardo, resultó ayer pequeña para acoger al gran número de invitados que quisieron presenciar el debate. Se colocaron sillas para algunos diputados socialistas en el Congreso y para alcaldes y concejales, en su mayoría del PSOE, pero hubo muchas personas que tuvieron que seguir el debate, sentadas o de pie, desde las escaleras.Ramón Espinar, presidente de la Asamblea, tuvo que dar tres avisos para que se guardara silencio porque la presentación de las enmiendas a la totalidad y la defensa del proyecto de ley carecieron de fuerza y el numeroso público se distrajo con frecuencia.

El único momento de crispación se produjo al final de la intervención del portavoz del Grupo Popular, Gabriel Usera, cuando afirmó que su grupo "luchará por todos los medios legales para que ésta intentona subversiva contra nuestro orden democrático no se llegue a consumar". Hubo exclamaciones y expresiones de asombro y de protesta en los bancos parlamentarios. La respuesta del consejero de la presidencia, Javier Ledesma, en el sentido de que "o se corrigen de inmediato estas palabras o tomaremos las medidas oportunas", fue seguida del abandono de la sala por José María Huete y Luis Guillermo Perinat, ambos del Grupo Popular. El primero regresó a la sala poco después y el segundo, primer portavoz de su grupo, ya no volvió al debate.