Teclear
No es casualidad que las muestras de las nuevas tecnologías burocráticas tipo SIMO se titulen ferias y las instalen en los recintos que antes ocupaban las norias, las montañas rusas y la casa de la risa. Los nuevos parques de atracciones que seducen a la chiquillería son esos lugares colonizados por siglas extranjeras que exhiben en sus barracas esas máquinas memoriosas que a papá tanto le gustaría utilizar en su grasienta oficina. Que les pregunten a los pitufos si el sábado prefieren ir al tren de la bruja y a los caballitos o a dar una vuelta por la feria de las negras pantallas, el laberinto de la inteligencia artificial y el mundo de los teclados prodigiosos.Yo no sé si esto de la informática es el fatal destino del segundo milenio, es otra astucia del capitalismo, es la tercera revolución industrial o simplemente es un invento burocrático y casero que implicará aproximadamente lo mismo que en su día implicó el teléfono. Lo único que experimento, cuando paseo estas exhibiciones de artilugios de punta para contables, cajeros y secretarias, es la misma sensación festiva que me producían los viejos parques de atracciones de la era eléctrica. Porque también en SIMO hay dioramas, augures; y domadores de pulgas; sobre todo, muchos domadores de chips.
Con una diferencia de las que hacen historia. Ha desaparecido la diosa rueda. La rueda simbólica y ancestral estaba en la noria, en la ola, en los caballitos, en la montaña rusa, en la oruga; de la misma manera que estaba en la industria, en la filosofía y en la metáfora del siglo. íbamos a la feria a girar, a dar vueltas, a marearnos, a viajar alrededor de un eje central. Pero ya no hay ruedas en estas ferias., La galaxia digital ha sustituido la rueda por la tecla, lo circular por lo binario, la figura geométrica por la cifra matemática. Todo lo que antes se hacía por la rueda se hace ahora por la tecla. Seguramente es más sencillo pulsar teclas que girar círculos grasientos y dentados, pero no hemos salido ganando desde el punto de vista metafórico. Es muy distinto decir la rueda de la fortuna o la rueda de la vida que la tecla de la fortuna o la tecla de la vida. Los nombres del círculo todavía son infinitos, aunque las cosas ya no vayan sobre ruedas.
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