Tres jesuitas, detenidos por presunta relación con el asesinato de un niño en Sevilla
Tres sacerdotes jesuitas se hallan detenidos desde la madrugada del miércoles por presunta relación con el asesinato de un niño de cuatro años, ocurrido el pasado 28 de octubre en la barriada sevillana de Torreblanca. Las detenciones se han producido tras establecer la policía que el coche que habitualinente utilizan los tres religiosos puede haber sido usado para transportar el cuerpo del niño. Las detenidos, Cristián Briales, Juan Francisco Naranjo y Luis Aparicio, pertenecen a la Compañía de Jesús, que regenta dos parroquias en Torreblanca: el Inmaculado Corazón de Jesús y San Antonio de Padua
Aunque la policía niega cualquier información sobre el asunto, el párroco de San Antonio de Padua, Luis Conde, confirmó a este periódico que la policía había llegado a establecer que el cuerpo del niño Francisco Reyes Romero fue trasladado en uno de los dos coches propiedad de, la parroquia, un Renault 4-L de color blanco. Cristián Briales, Juan Francisco Naranjo y Luis Aparicio son las tres personas que utilizan habitualmente este coche y que poseen copias de las llaves del mismo. Cristián Briales lo suele utilizar, según informó Luis Conde-, los domingos por la tarde para desplazarse en misiones parroquiales. Juan Francisco Naranjo y Luis Aparicio lo utilizan diariamente para desplazarse al colegio de Porta Coeli, en el que dan clases, trabajo que comparten con las tareas parroquiales. Dos diarios de Sevilla apuntaban ayer que los tres religiosos podrían estar comprometidos por secreto de confesión.La muerte del niño Francisco Reyes Romero, de cuatro años, sexto de una modestísima familia de siete hermanos, produjo conmoción en Sevilla. Desapareció el día 28 de octubre y su cadáver fue descubierto el día siguiente. El cuerpo del niño estaba calcinado, en el interior de un saco, junto a una caseta de electricidad próxima al barrio; tenía las manos atadas a la espalda y una soga al cuello. Se pensó desde el principio que sólo podía tratarse de alguna venganza contra la familia o de la obra de un perturbado. Informaciones no confirmadas oficialmente señalaron días más tarde que había sido violado. La policía se limitó a confirmar que se trataba de un asesinato y que había sufrido malos tratos antes de morir.
La única pista posible era algún testimonio según el cual habría sido visto un Renault 4-L blanco en las proximidades del lugar donde fue localizado el cadáver. La policía ha investigado desde entonces los coches de este tipo existentes en el barrio y en el de la parroquia aparecieron restos del saco en que fue trasladado el cuerpo, así como algunos cabellos del niño.
La detención de los tres jesuitas se produjo en la madrugada del miércoles para mantener cierta discreción. De los párrocos, uno no conduce nunca y el otro, José Ruiz, utiliza el otro coche de la parroquia. Del coche que presuntamente contenía restos del saco y del cabello del niño existen dos juegos de llaves, que controlaban los tres detenidos. La policía se presentó a las 0.30 del miércoles en la casa parroquial y solicitó a Cristián Briales, Luis Aparicio y Juan Francisco Naranjo que les acompañaran para unas diligencias. A las 5.30 se recibió una llamada en la casa parroquial en la que se informaba que el padre Briales quedaría detenido en comisaria. A las nueve de la mañana una nueva llamada informó de que también quedaban detenidos los otros dos usuarios del coche. Cristián Brials tiene 58 años; Juan Francisco Naranjo, 45, y Luis Aparicio, 40. A mediodía de ayer, inspectores del Cuerpo Superior de Policía visitaron de nuevo la casa parroquial para recoger ropas, mantas y efectos personales de los detenidos.
La Jefatura de Policía se niega a facilitar cualquier información sobre el caso. Su responsable de prensa asegura que incluso le está siendo negada a él. El portavoz de la Provincia Bética de la Compañía de Jesús se limitó a señalar que respaldará a los detenidos. Sólo uno de los párrocos, Luis Conde, no se mostró reacio a comentar el asunto. Informó que el coche no ha sido sustraído en esas fechas, "al menos que sepamos", pero admitió la posibilidad de que hubiera sido prestado. "Sobre todo, el padre Briales prestaba todo. No tenía nada suyo". El padre Briales es quien usa el coche habitualmente los domingos, pero Luis Conde no recuerda a quién usó el coche ese domingo. Briales es querido en Torreblanca, donde se le considera un hombre entregado a su apostolado.
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