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Éxito de la huelga general en Italia para apoyar la reforma fiscal

Juan Arias

La huelga general de cuatro horas celebrada ayer en todo el país en apoyo a la reforma fiscal y contra la patronal fue un éxito. La huelga fue organizada por los tres grandes sindicatos, CISL (comunista), CSIL (democristiana) y UIL (socialista), que desde hace nueve meses no habían vuelto a actuar conjuntamente a nivel nacional tras la ruptura al interno de la CGIL entre comunistas y socialistas. Se estima que unos 18 millones de personas secundaron la convocatoria.Los convocantes solicitaban una reforma del impuesto sobre la renta a favor de los trabajadores asalariados, creación de un impuesto sobre el patrimonio y una mayor lucha contra la inflación.

Mítines y cortejos callejeros se celebraron por todas las ciudades, desde Roma a Bolonia, Florencia, Milán, Palermo o Nápoles, y hasta en los pueblos más pequeños. Sólo en Milán, donde habló el secretario general de UIL (Unidad Italiana de Trabajadores), el joven socialista Giorgio Benvenuto, hubo actos de violencia que impidieron prácticamente intervenir al líder sindical.

Gritos, insultos y lanzamiento de monedas y pelotas de papel mojado contra la persona de Benvenuto le obligaron a abandonar la tribuna por motivos de seguridad. En la plaza estaban presentes más de 60.000 personas. Milán había participado con cuatro cortejos que atravesaron toda la ciudad en perfecto orden. Y los disturbios fueron sólo obra de grupos extremistas y bien organizados, probablemente enviados por los sectores más agresivos del mundo del comercio.

En todas las ciudades las consignas de los manifestantes eran "tasas, tasas, las pagan sólo las masas" y "millones, millones los ganan sólo los señores". Los empleados y obreros llevaban ampliaciones del recibo de sus sueldos en las que estaban subrayadas en rojo las cifras retenidas como impuesto.

Todos los oradores insistieron en que el principio constitucional en el que se basan hoy todas las verdaderas democracias occidentales es el de la "igualdad de todos los ciudadanos frente al fisco".

Justicia fiscal

Luciano Lama, secretario general de CGIL, comunista, dijo en Génova: "No tenemos sentimientos de venganza contra el mundo del comercio, pero eso sí pedimos justicia fiscal para todos". En Roma, Franco Marini de CSIL, democristiano, gritó en la plaza de San Juan: "Abajo los Savonarola de la injusticia fiscal". Y el aplauso fue estruendoso. Y Marini explicó cómo en pocos años las detracciones fiscales de los sueldos de los trabajadores han crecido del 7%, al 18%, mientras la media de lo declarado por los comerciantes, desde joyeros a carniceros ha sido de medio millón de pesetas al año y algunos hasta han tenido, dijo Marini, la desfachatez de declarar pérdidas para que el fisco les restituya dinero.Varios oradores insistieron en que la huelga de ayer quería ser un mensaje clarísimo de que el sindicato apoya incondicionalmente el proyecto Visentino, que está discutiendo el senador, que era una advertencia muy clara al Gobierno para que no ponga objeciones a la nueva ley y también una primera respuesta dura a la patronal, que se ha negado a pagar a los trabajadores el último aumento de la escala móvil de la industria.

Todas las fuerzas políticas y sindicales han condenado durísimamente los actos de increíble intolerancia contra el líder sindical socialista Giorgio Benvenuto, empezando por el alcalde de Milán que estaba junto a Benvenuto en la tribuna y la abandonó con él por solidaridad.

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