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El guardián del orden tecnocrático

"¿Acaso es un crimen ganar dinero?". Por esta frase, Li Xiannian, actualmente jefe del Estado, fue tachado por los guardias rojos chinos de "revisionista y capitalista", en la década de los sesenta. Ahora es el dogma político impuesto por el hombre fuerte, Deng Xiaoping, y sus aliados tecnócratas, a quienes el actual presidente de China guardó sus sillones cuando en los tumultuosos tiempos de la revolución cultural los nuevos mandarines cayeron en desgracia. Nunca ocultó sus reticencias respecto a la excesiva ideologización del régimen: "El primer emperador es el más glorioso, pero también el más inocente", una frase que se le atribuye como crítica a que el carisma (en este caso el de Mao) no es suficiente para levantar un país.Si el hombre fuerte, Deng Xiao ping, se caracteriza por ser el único líder de un país comunista que ha sobrevivido a dos purgas Li Xiannian, el hijo de un modesto campesino de la provincia d

Hubel, es a sus 79 años un ejemplo vivo de supervivencia política. Acerca de su ambigüedad en declaraciones políticas se cuenta la anécdota de que durante el primer gran proceso del régimen maoísta contra el discrepante mariscal Peng Dehuai, en 1959, Li comentó: "El primer día manifesté mi conformidad con los puntos de vista de Peng, pero rápidamente, al día siguiente, me opuse":

Convertido en jefe de Estado en junio de 1983, sin duda recordó a su primer maestro en la aproximación al comunismo. Como Xiannian, también fue presidente de China, aunque de manera transitoria: Tong Piwu. Él lo acogió cuando Li abandonó la casa de su protector en Wuhan, un comerciante de aceites que educó al joven Mannian en los entresijos del negocio y la aritmética.

Cuando más arreciaba la presión revolucionaria contra la vieja guardia del partido, Li Xiannian sobrevivió por intercesión directa del primer ministro Zhou Enlai, quien respondió a las críticas diciendo públicamente que Li era "un don de la fortuna para China" y garantizó el valor de su pragmatismo. Pese a su experiencia en el combate como organizador de la resistencia antijaponesa en las montañas del este de China en 1937, Li Xiannian se especializó en la reconstrucción económica en la posguerra.

Cuando se integró, en 1934, en la Larga Marcha, lo hizo en el III Ejército, y en esos momentos su biografía se entreteje con la de otros hombres que al correr del tiempo serán las figuras de la China contemporánea. Al mando del Ejército se hallaba el mariscal Ye Jiangying, y el comisario de las tropas no era otro que Deng.

En plena consolidación del régimen, en 1954, Deng ocupó la secretaría general del Partido Comunista Chino y cedió su puesto de ministro de Finanzas y de viceprimer ministro a Li Xiannian. A partir de entonces se labra la amistad entre ambos hombres, y la de Li con su principal valedor: Zhou Enlai, quien descargó en 1971 sobre Hua Guofeng y Li Xiannian la responsabilidad económica del país.

Aparentemente, al margen de las maniobras políticas del histórico año. de 1976 -muerte de Zhou Enlái y Mao Zedong- hoy se da por seguro que U Xiannian desempeñó un papel preponderante en el golpe palaciego que acabó con el ala radical del partido (la banda de los cuatro) y fue el negociador entre el Ejército y la facción que apoyaba a Deng Yiaoping.

Con la llegada del nuevo equipo político y económico fiel a Deng -el primer ministro Zhao Ziyang y el secretario general Hu Yaobang-, Li pasó a ocupar el cargo de jefe de Estado el 18 de junio de 1983, un puesto que había abolido el propio Mao al depurar al hoy rehabilitado Liu Shaoqi. Fue un detalle más de la política de desmaoización imperante en China. Para Erwin Wickert, ex embajador de Alemania Occidental en China, Li "es la persona idónea para ocupar el cargo de presidente, experto en finanzas y capaz de agrupar fuerzas en esta etapa histórica".

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