Argucias para el fraude
La picaresca que trajina por los entrebastidores de la fiesta idea sofisticadas argucias para cometer impunemente el fraude: desde surtidos señuelos que distraigan al mayoral, hasta la reconversión del pitón escobillado en aparentemente macizo, cuando lo exige el guión. Por ejemplo, algunos toros que los veterinarios de Madrid rechazaron por escobillados en la feria de otoño de 1983 aparecieron días más tarde en la de Logroño, tan guapos, limpios de asta.En general, el trasvase de ganado de una plaza a otra hasta que topa con el equipo veterinario que lo acepta no es infrecuente. Cuando los reparos al ganado son por causa de su trapío, puede ser perfectamente lícito, pues el rigor de cada plaza está en función de su categoría. El toro de Sayalero y Bandrés que hirió mortalmente a Paquirri había sido rechazado por falta de trapío, sucesivamente, en las plazas de El Escorial y El Puerto de Santa María, y finalmente lo admitieron en Pozoblanco, donde había menores exigencias. En cambio, cuando los veterinarios rechazan una res por escobillada, si aparece luego en otra plaza sin esa mutilación, ahí hay trampa. Algunos veterinarios escrupulosos toman la filiación de cada toro rechazado para que no les sorprendan con estas estratagemas.
En muchos casos, el ganadero es ajeno a la manipulación, y el propio reglamento taurino le libera de responsabilidad cuando ha enviado la corrida al empresario y éste la tiene en su poder más de 15 días. Tales podrían ser los casos de Buendía y Murteira, que venden y entregan sus camadas completas a Manuel Chopera. O el de Manuel Benítez, El Cordobés, sancionado por cinco toros afeitados en un festejo que se celebró en Las Ventas en 1983, pues dicha corrida se la habían comprado tiempo atrás a los hermanos Lozano, y éstos, a su vez, la vendieron a Manuel Chopera.
Entre los ganaderos sancionados por afeitado se encuentran directivos de la Unión de Criadores, cuando sus propios estatutos sancionan con la expulsión al asociado que manipule fraudulentamente las reses. No hay noticia de que ninguno haya sido expulsado jamás por este motivo. El comisario Espada está al frente de la sección de asuntos taurinos del Ministerio del Interior, donde se tramitan las sanciones por afeitado. El periodista Carlos Briones es el asesor taurino del Ministro del Interior.
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