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JARDINERÍA

El hipérico de las 400 especies

La sencillez de una planta suele ocultar su dimensión estética y utilitaria

Una planta muy poco conocida por los jardineros aficionados, pero que da un resultado excelente para zonas sombrías, es el hipérico (o rosa de Sharon, hierba de San Juan o corazoncillo, que de todas esas maneras se la conoce). Su nombre científico es Hypericum, un género que abarca alrededor de 400 especies, que proceden fundamentalmente de la cuenca mediterránea, de Asia y del norte de América, y de las cuales la más conocida es H. calycinum.

Es un vegetal que no levanta más de un par de palmos del suelo como mucho, pero que, en cambio, prospera bien y se extiende con facilidad a nada que el terreno y el clima reúnan unas pocas condiciones.

Forma así un tapiz densamente verde, tupido y lustroso, del que destacan las flores amarillodoradas, de gran tamaño y espectacularidad, y que aparecen con bastante profusión en la época veraniega y de principios del otoño.

Lo ideal es contar con un suelo fresco, que drene bien sin que se acumule el agua y que sea rico en materia orgánica; sin embargo, puede plantarse en una zona de terreno seco y empobrecido, en la seguridad de que responderá bien, aunque con menor vitalidad. Lo fundamental es la exposición: los mejores resultados se obtienen en semisombra; a pleno sol puede resentirse de los calores estivales si no se le proporciona suficiente humedad, mientras que a plena sombra la floración suele ser más errática y dispersa.

Dos procedimientos

Conviene plantar a partir de estos días hasta la época de los grandes fríos, pudiendo volver a plantar en primavera, desde febrero a finales de abril. Obtener nuevas plantas tampoco es difícil, ya que pueden seguirse dos procedimientos: el primero es cortar esquejes de la parte central de la planta y colocarlos en tierra arenosa en abril o mayo, trasplantando a maceta cuando hayan arraigado; el segundo consiste en dividir las matas en las mismas épocas de plantación, sobre todo en otoño.

Y para terminar, unas precisiones para los curiosos: los hipéricos se han utilizado con frecuencia como plantas medicinales para combatir males de vejiga, diarreas, histeria, disenteria, lombrices y depresiones nerviosas; no en vano, el nombre que le dieron los griegos y del que se deriva el latino hypericum hacía referencia a su facultad para expulsar a los malos espíritus que se apoderaban del cuerpo.

COBERTURA DE MACIZOS

Para que esta planta pueda cubrir totalmente el suelo hay que colocarla con la densidad debida: ésta puede oscilar entre 5 y 10 plantas por metro cuadrado, según que la riqueza del suelo sea mayor o menor. Puede combinarse bien con hiedras, violas o vincas y otras plantas de sombra, pero el mejor efecto se obtiene haciendo una plantación de una sola especie. Utilícela para recubrir taludes y parches sombreados del jardín, para completar huecos que dejan otras plantas más altas y para recubrir jardineras e incluso macetas grandes que se tengan en lugares poco soleados. El resultado supera con creces el precio de estas plantas humildes y desconocidas.

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