Matar la historia

Acabar con el Andarín, el maquis que aún permanece en las montaflas defendiendo una guerra perdida no sólo contra el enemigo, sino contra sus propios aliados (los nuevos tiempos les han hecho cambiar de estrategia), es la misión del protagonista de El corazón del bosque. Persiguiendo la sombra de ese rebelde anacrónico, no deja de fascinarse con él. En su contradicción escala ese confuso bosque al final del cual el Andarín espera su muerte.Gutiérrez-Aragón filmó esta película en 1979, casi coincidiendo en el tiempo con Los días del pasado, de Mario Camus, que también se interesó por la supervivencia de los maquis en los años de posguerra. El tratamiento de ambos cineastas fue muy distinto. Mientras Camus narraba una historia de amor con ribetes amargos, Gutiérrez Aragón optó por un filme de carácter sugerido en símbolos, rozando a veces lo críptico.

La unidad de los críticos se estableció rotundamente en torno a la fotografía de Teo Escamilla, la belleza de Ángela Molina y el mágico encanto de los decorados naturales. La narración, en cambio, adolece de cierta morosidad, cuando no de confusión. Fue El corazón del bosque una de las películas que mayor prestigio proporcionó a su director. Maravillas y Demonios en el jardin, las siguientes, y Feroz y La noche más hermosa, las dos últimas, pueden colocarse en paralelo a ésta en esa suerte de misterioso hálito, a veces sorprendente, del autor.

El corazón del bosque se emite hoy, a las 20.30 horas, por la segunda cadena, dentro del programa La Clave.