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'La Tempranica' y 'La Gran Vía', en la calle de Jovellanos

La reposición de La Tempranica y La Gran Vía, en versión dirigida por Adolfo Marsillach, ha obtenido en el teatro de la Zarzuela -el pasado viernes 2 de noviembre- tan gran éxito como el día de la presentación. La única variante en el reparto de la obra de Romea y Giménez ha sido el cambio de protagonista, Belén Genicio, entonces, y Josefina Meneses, ahora. Hay que subrayar, por parte de la atractiva soprano, una de las mejores interpretaciones que le hayamos aplaudido, tanto en su calidad de cantante como en la de actriz: expresiva, mesurada y plenamente instalada en la tónica poética del personaje. El resto de la distribución repitieron con acierto su conocido trabajo.Lo mismo sucede con La Gran Vía, de Pérez y González y Chueca y Valverde. Solo cambió La Menegilda, encarnada con mucha gracia por Milagros Martín, a la que dio encendida y estupenda respuesta Irene Daina en Doña Virtudes. Por lo demás, Alfonso del Real, Ángel de Andrés y el largo y bien cuidado reparto actuaron excelentemente, incluso me parece que dentro de una tónica más estilizada que la temporada anterior, lo que no ha de extrañar al estar la obra completamente dominada. Al final, el Elíseo madrileño tuvo de nuevo el lujo de contar con la colaboración de Ángeles Chamorro, voz y figura bien estimada en los distintos campos de la lírica, que trabajó con elegancia musical y escénica.

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