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Un condenado a muerte en Angola por tráfico diamantes y divisas

El juicio de los 123 acusados en el proceso por tráfico de diamantes y divisas terminó ayer en Luanda, capital de Angola, con una pena de muerte y penas de prisión contra varias decenas de inculpados, entre ellos varios portugueses residentes en el país africano.El fiscal había pedido cinco penas capitales, pero el único condenado a muerte fue Francisco Augusto Carlos Fragata, ex jugador de la selección nacional angoleña de hockey, también acusado de espionaje en favor de EE UU".

En medios políticos portugueses se piensa que las autoridades angoleñas, que quisieron transformar el jucio en un proceso ejemplar, acabarán por perdonar la vida al condenado Fragata.

Iniciado hace meses, el. proceso de los kamanguistas, como eran llamados en Angola los traficantes de diamantes, fue también, y sobre todo, una gran operación contra la corrupción que afecta a diversos sectores del aparato del Estado y de la Administración angoleña. La exportación ilegal de diamantes es un negocio muy lucrativo, que existía ya en Angola en tiempos de la Administración colonial portuguesa. Por esta razón, las autoridades de Luanda, que heredaron, después de la independencia de Angola, la participación del Estado portugués en la compañía Diamang -que detenta el monopolio de la explotación diamantífera-, pusieron el acento sobre los aspectos políticos y antinacionales de las actividades de los traficantes.

El acta de la acusación asoció los supuestos delitos económicos cometidos por los acusados a una actividad claramente hostil al régimen de Luanda, con -en algunos casos- espionaje a favor de la Agencia Central de Espionaje norteamericana (CIA), para mejor subrayar que los funcionarios y otros ciudadanos angoleños miembros de las redes o que se dejaron sobornar colaboraron con "el enemigo de su país" deliberadamente o porque enfermaban de los "vicios pequeño burgueses" introducidos en la sociedad angoleña por el colonialismo.

La relativa moderación de la sentencia y los esfuerzos para moralizar el juicio no han conseguido borrar completamente las sospechas de que detrás del proceso de Luanda están los intereses de los grandes grupos que controlan el mercado mundial de diamantes.

En Lisboa circula con insistencia el rumor de que los servicios secretos surafricanos han colaborado en este caso con Luanda, facilitando informaciones que llevaron al desmantelamiento de las redes de traficantes y a numerosas detenciones.

Angola produce diamantes de joyería, y la aparición en el mercado europeo de las piedras exportadas clandestinamente estaba comprometiendo los delicados mecanismos establecidos para garantizar la estabilidad de los precios.

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