El Gobierno polaco y Walesa califican de provocación el asesinato de Popieluszko
El secuestro y eventual asesinato del sacerdote polaco Jerzy Popieluszko, de 37 años, recibió ayer la condena unánime del Gobierno del general Wojciech Jaruzelski, de la Iglesia católica y del sindicato ilegal Solidaridad, cuyo máximo líder, el premio Nóbel de la Paz Lech Walesa, calificó el hecho como "una provocación contra todo el pueblo polaco".
El cardenal primado, Josef Glemp, calificó a los autores del crimen -tres funcionarios del Ministerio del Interior- de "ciegos terroristas" movidos por "turbios objetivos". La noche anterior, el ministro del Interior, general Czeslaw Kiszczak, dio a entender por televisión que el Gobierno está convencido de que los tres funcionarios que secuestraron al sacerdote opositor hace 10 días lo habían asesinado, tal y como asegura uno de ellos, el capitán Grzegorz Piotrovski. El militar habló de "inspiradores ocultos", informa José Comas desde Varsovia. Walesa, en una alocución dirigida a los fieles congregados en la iglesia de Santa Brígida, en Gdansk, interpretó lo ocurrido como una consecuencia de la lucha interna que se desarrolla en el seno del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP) y pidió a todos sus seguidores que guarden la calma y den a las autoridades una tregua, de una semana para esclarecer lo ocurrido.
Por su parte, el papa Juan Pablo 11 pidió a Dios que dé paz a su patria y que "este nuevo sufrimiento sirva para la renovación espiritual de nuestra nación".
La prudencia con que han reaccionado la Iglesia y el sindicato clandestino Solidaridad, directamente afectados por lo ocurrido, dada la doble cualidad de Popieluszko como sacerdote y como activo miembro de la oposición, parece reforzar la figura del general Jaruzelski frente a los duros del régimen.
Las reacciones allende las fronteras polacas fueron mínimas durante el día de ayer, con la excepción del episcopado y del ministro de Asuntos Exteriores de Francia. Claude Cheysson calificó como "algo horroroso" el hecho de que el sacerdote "haya sido asesinado por un capitán de la policía".
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores español afirmó que "si se comprobara que el sacerdote colaborador de Solidaridad hubiera sido asesinado por instrucciones de una autoridad de su país, el hecho sería condenable políticamente y el Gobierno español no dudaría en condenarlo; pero por ser un hecho en el que el Gobierno polaco ha tomado medidas para detener a los autores, lo ocurrido es lamentable, tristísimo, pero pertenece más a la crónica de delitos cometidos por individuos".
El centro de Varsovia se vio inundado ayer por millares de octavillas en las que se pedía a la población que presionase a las autoridades para que se esclarezca el caso Popieluszko. Los panfletos iban firmados por la Unión de Empresas de los Comités de Solidaridad de Varsovia (estructuras clandestinas del sindicato ilegal).
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