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El PSOE andaluz, dividido ante la candidatura para defensor del pueblo

El anuncio del nombre del magistrado Manuel Conde Pompido como candidato al puesto de Defensor del Pueblo en Andalucía ha dado lugar a un crisis política en las instituciones autonómicas que denuncia las quiebras internas del propio partido en el poder -el PSOE- y la falta de apoyo de la institución parlamentaria. Antonio Ojeda, presidente del Parlamento, se ha encontrado, tras la propuesta para este cargo de un magistrado malagueño, con que a la oposición de las restantes fuerzas políticas se ha unido la frialdad del propio Grupo Socialista.El nombramiento del Defensor del Pueblo de Andalucía se encuentra bloqueado desde hace tiempo, pese a que los Presupuestos de 1984 recogen una partida para esta institución. Para salir del atasco, y tras una reunión de la mesa de portavoces, el presidente del Parlamento hizo saber su intención de proponer para el puesto al magistrado de la Audiencia de Málaga Manuel Conde Pumpido. Las declaraciones de éste a los medios de comunicación andaluces permitieron hacer pensar que todo estaba resuelto en el sentido de que Manuel Conde sería, efectivamente, el Defensor del Pueblo.

La frialdad u oposición de los partidos distintos al PSOE y las propias reticencias del portavoz del partido mayoritario en el Parlamento, Manuel Pezzi, han permitido ver que el asunto no está ni mucho menos resuelto.

Precipitación

Al PSOE le resulta duro imponer un Defensor del Pueblo sin el apoyo de ningún grupo parlamentario, y fuentes del propio partido en el poder han hecho ver que Antonio Ojeda se ha precipitado en el anuncio de un tema que no estaba todavía resuelto. Por su parte, Antonio Ojeda prefiere no hacer declaraciones.Como telón de fondo del problema aparecen el interés del presidente del Parlamento por prestigiar la institución y el distanciamiento entre él y miembros del partido a quienes ha puesto cortapisas en ocasiones en que han pretendido saltarse el reglamento de la Cámara. Uno de estos casos se produjo recientemente, cuando Antonio Ojeda negó al presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla, la posibilidad de que subiera a la tribuna cuando el reglamento no lo permitía.

La actitud de Ojeda se estima que está motivada por un deseo de valorar su papel y el de la institución que representa y que, a pesar de la importancia que se la recono ce como vertebradora de la auto nomía andaluza, no parece ser respetada por las distintas formacio nes políticas, incluido el PSOE.

La utilización partidista o propagandista de los debates parlamentarios es frecuente, tanto como la pasividad ante de importancia, aspecto este en que se llegó al límite con ocasión del debate de los presupuestos. La no asistencia a la primera jornada de este debate del presidente de la Junta y de la mitad del Gabinete provocó la retirada en bloque de los restantes partidos, por lo que se llegó a la inexplicable circunstancia de que la forma de emplear los 400.000 millones que maneja la comunidad autónoma no se discutió en el Parlamento.

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