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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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A Savater: cartas boca arriba

El autor de este artículo, como promotor de la campaña contra las extradiciones iniciada en Euskadi, manifiesta su discrepancia con las opiniones de Fernando Savater (EL PAIS, 27 de septiembre de 1984), y explica que la Carta a los Pueblos y Naciones del Mundo tiene como objetivo luchar contra las extradiciones y no apoyar o condenar a ETA.

A título personal, y como miembro de la Coordinadora de la Carta a los Pueblos y Naciones del Mundo, me he sentido desagradablemente aludido por los comentarios que públicamente, y en toda una página de opinión, el ínclito Fernando Savater nos obsequia desde su privilegiada tribuna en EL PAIS (27 de septiembre de 1984).Savater inicia el escrito justificándolo en base a que "hay que ser escrupuloso hasta la pedantería, hasta la crucifixión". Esta escrupulosidad que él mismo se atribuye hubiera exigido de entrada que el lector de EL PAIS conociera al menos el contenido de la Carta, que, incidentalmente, hubiera ocupado solamente la quinta parte del espacio que Savater se toma para criticarla. ¿Dónde está entonces esa "escrupulosidad hasta la crucifixión" cuando dedica toda una página a condenar algo que el lector de EL PAIS desconoce en su totalidad? Cuando, citando a Juan Luis Vives, afirma: "Si hablas peligra el cuerpo; si callas, el alma. Hablemos, pues", aparece entonces paradójicamente injusto. ¿Es que piensa Savater que puede hablarse libremente desde este lado de la barricada con leyes antiterroristas al uso, con delitos de opinión, con apología. indiscriminadamente calificada "de terrorismo" y otra serie de artilugios que esta original democracia impone?

Su argumento central es: "La Carta no dice nada con lo que no se pueda estar en principio de acuerdo ... ; lo malo no es lo que dice, sino lo que calla ... ; revela muchas cosas interesantes, pero oculta lo esencial". Este curioso planteamiento podría afectar a tantas y tantas declaraciones que en ocasión de acontecimientos trascendentales han procedido del Gobierno de Madrid, de la insigne Guardia Civil, de los cuerpos policiales y de tantas y tantas instituciones del Estado. Así, cuando Savater firmaba hace unos días la Carta del "manifiesto por una policía civil" (ver EL PAIS de 1 de octubre), ¿no podría acusársele, en la medida que él lo hace con "la Carta a los pueblos", de que lo malo no es lo que dice, sino lo que calla ...; revela muchas cosas interesantes, pero oculta lo esencial?".

El preciosismo de su virtuosa pluma, con sus condenas y aprobaciones, le exigiría a Savater, estimo, sopesar con prioridades, más matizadas la víctima elegida. Al fin y al cabo, es un conformador de opinión de primera línea, con las responsabilidades públicas que ello implica. Pero a él poco le preocupa el alma, a la que alude, cuando en tantas y tantas ocasiones cruciales calla.

La Carta, como bien sabe Savater y no lo sabe la gran mayoría de lectores de EL PAIS, va dirigidaa amplios y diversos sectores de nuestro pueblo prioritariamente, y está inspirada en la idea de limar asperezas, unificar voluntades y sentimientos, allanar y pacificar el camino e ir mostrando al mundo una imagen más acorde de la realidad vasca de la que pregona¡, con todo tipo de medios y sin reparar en la verdad y honestidad de los mismos, el Gobierno de Felipe González. La Carta va dirigida a defender el histórico derecho al asilo político para este pueblo vasco y para cualquier otro pueblo del mundo. La Carta pretende aportar un esfuerzo más por evitar un mayor recrudecimiento de la violencia y crispación en el seno de este pueblo vasco. El objetivo de la Carta no ha sido condenar ni ensalzar a ETA, ni mostrar causa de causas. Nuestra finalidad ha. sido conseguir un apoyo masivo esos principios, y lo estamos consiguiendo en su totalidad. Por eso precisamente se ha visto obligado Savater a escribir ese largo panegírico en toda una página de opinión de EL PAIS. ¿Cree Savater que este generalizado, apoyo hubiera sido mucho mayor incorporando las sugerencias que él hace?

La Carta tiene unos objetivos claros: afirmar que el llamado problema vasco sigue siendo hoy un auténtico problema político, y para ello se han elegido unos da tos, unos pocos, como es habitual en ese tipo de manifiestos dirigidos a su lectura y apoyo por amplios y variados colectivos. Hemos constatado que muchas gentes de Herri Batasuna han suscrito el documento junto con personas del PNV e incluso de Euskadiko Etzkerra, porque todos ellos han visto que es más lo positivo de este esfuerzo que lo negativo. Han, visto que se aboga por una auténtica paz para el pueblo vasco y para el Estado español. Pocas personas, grupos, entidades, etcétera, que han suscrito el documento, están de acuerdo con el 100% de su contenido, y, sin embargo, el apoyo al mismo está siendo generalizado.

La Carta tiene también como. objetivo oponerse a las extradiciones por el carácter político de los delitos cometidos y defender el histórico derecho de las democracias civilizadas en torno al. asilo político. Admito que Savater se hubiera callado, sin prestar su Adhesión al manifiesto, pero es, desde mi punto de vista, condenable que este limpio intento de abrir nuevas vías que, a modo de bisagra, nos acerquen a la comprensión y solución del llamado problema vasco, sea cercenado de forma tan ingrata e injusta desde esa privilegiada tribuna de que disfruta en EL PAIS. Y todo porque la Carta hace afirmaciones que, aunque "no dicen nada con lo que no se pueda estar en principio de acuerdo", como Savater apunta, sin embargo no condena a ETA, ¿por qué será? Pues muy simple, señor Savater. En primer lugar, parece que esta Carta no ha nacido para condenar ni ensalzar a ETA, ése no ha pretendido ser su objetivo. En segundo lugar, es muy posible que si hubiera incluido la condena, como el Gobierno González y Savater desean, habría que haber dicho también muchas otras cosas que ese Gobierno no quiere oír. En tercer lugar, ¿cree Savater que el contenido d e esa carta, el mismo que tiene, añadiéndole la explícita condena a ETA, hubiera conseguido las decenas de miles de adhesiones que se están conísiguiendo? Savater debe reconocer que en sólo una página de que consta la Carta no es fácil, para los que carecemos de su virtuosismo, brindar al mundo un panorama informativo sobre la realidad del conflicto vasco, tal y como exige a los promotores de la carta. También debe saber que el problema no es resumible con el habitual maniqueísmo: "O estás contra ETA o estás con ETA".

Si hubiera habido que hablar de secuestros, atentados mortales', bombas, extorsiones, torturas, leyes antiterroristas, brutales e indiscriminadas represiones, vejaciones, violaciones de derechos fundamentales, provenientes de los bandos en litigio, ¿cuántas páginas serían necesarias? En efecto, como Savater apunta, "en la Carta el panorama informativo sobre la realidad del conflicto vasco queda sustancialmente mermado".

Las causas de la violencia

Insiste también en que "la causa ET A" brilla por su ausencia. ¿No habría que explicarles también a esos "hermanos europeos" las causas de la existencia de ETA, con objeto. de ser más precisos y honestos? En ese caso, -¿cuántas páginas hubiese necesitado la Carta, y cuántas adhesiones se hubieran conseguido? ¿Cree Savater que el llamado problema vasco se limita a denunciar la violencia de ETA? Esa denuncia, por otra parte, está siendo masivamente realizada e interpretada por el Gobierno español por todo el mundo y con un poderoso despliegue de medios. Sin embargo, ¿quién denuncia en Europa y el mundo la realidad del Estado en tomo a los tratos inhumanos y torturas en los centros de detención y encarcelamiento, la ley de asistencia letrada al detenido, las barreras a la libertad de expresión, el estado de indefensión e inseguridad ante las escuchas no autorizadas, el derecho de asilo y refugio, el derecho a la objeción de conciencia y la situación penitenciaria, el proyecto de ley antiterrorista, el proyecto de ley de habeas corpus, etcétera?Por otra parte, si, según Savater, no hay razón para que este pueblo se sienta oprimido, ¿qué explicaciones da a estas movilizaciones multitudinarias, irrepetibles hasta la fecha en ningún otro pueblo o comunidad de Europa, en las que, según él, se prescinde o margina el problema principal que entiende es ETA?.

Savater. hace un cántico a las libertades y democracia de que goza Euskadi, pero no habla de la permanente práctica generalizada de las torturas, no habla de la sospechosa razón de Estado tras el GAL, no habla de la praxis existente con los derechos del detenido, de la ley antiterrorista y de los derechos constitucionales violados y conculcados. Se olvida de muchos y muchos hechos para que nuestros hermanos europeos tengan una visión más auténtica de lo que pasa en Euskadi.

Savater, finalmente, asume, porque sí, que la protesta contra las extradiciones "no es por apoyar un principio civilizado, sino para apoyar a ETA", y ello raya ya en la paranoia, pues, entre otras consecuencias, ¿qué interpretación deberían deducir nuestros "hermanos europeos" al observar que se producen centenares de miles de adhesiones de ciudadanos, electos, ayuntamientos, la inmensa mayoría de los organismos populares de Euskadi, deportivos, culturales, a un documento que protesta por las extradiciones? La forma y modo en que Savater "prepara el terreno a ese mañana" no es, parece, de recibo para un pueblo que busca desesperadamente la democracia, la paz, la libertad y el sagrado respeto a los derechos humanos y de los pueblos.

Julio Araluce Perea es miembro de la coordinadora de la Carta de los Pueblos y Naciones del Mundo.

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