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COMUNICACIÓN

La batalla legal por la regulación de la televisión privada en Italia provoca el cierre de cinco canales

Juan Arias

Desde la noche del martes, media Italia no puede ver los cinco canales más importantes de la televisión privada de este país -Retequattro, Canale 5, Italia Uno, Antenna Tre y Quarta Rete-, porque los jueces de primera instancia de las regiones del Lazio (Roma), Piamonte (Turín) y Abruzos (Aquila) han secuestrado los estudios y los emisores de dichas televisiones.

Los jueces también han enviado 18 comunicaciones judiciales a los dueños y responsables de dichas emisoras televisivas, desde Silvio Berlusconi, principal promotor de la televisión privada, a Leonardo Mandadori, uno de los principales editores con intereses en la televisión, etcétera, empresarios que han invertido cientos de miles de millones de pesetas en sus canales de televisión. La orden judicial podría extenderse en las próximas horas a todo el territorio nacional.La noticia ha caído como una bomba en todo el país, donde, sobre todo, la televisión de Berlusconi cuenta ya con una audiencia televisiva casi idéntica a la de la RAI-TV. Precisamente, la noche en que fueron clausuradas dichas televisiones, millones de espectadores se pusieron nerviosisimos, porque no se explicaban el hecho y estaban esperando para ver programas como el serial de Dallas o películas como New York, New York, Mediodía de fuego, de Fred Zinnemann; Locuras del año, de Marilyn Monroe, interpretada por Mónica Viti, etcétera.

Desde las ventanas de las casas, la gente se informaba si también otros vecinos estaban sin señal televisiva, hasta que la RAI tuvo que dar la noticia en sus informativos. Ayer toda la Prensa salvaba a los jueces y arremetía contra la clase política.

El problema se ha planteado porque en Italia, constitucionalmente, la RAI-TV, que es una empresa estatal con parte de capital privado, tiene el monopolio de la información radiotelevisiva. Sólo en 1976, una disposición de la corte constitucional permitió la libertad de información en el campo del éter, pero con limitación al ámbito local, dejando a la RAI el monopolio de carácter nacional. Desde entonces, cuantos se interesaban por estos medios de comunicación están pidiendo una nueva legislación del Parlamento que ponga orden en un campo tan delicado.

Larga discusión

Pero hace ocho años que las fuerzas políticas discuten, sin ponerse de acuerdo, y mientras tanto, por una parte, la RAI ha entrado en crisis por su excesiva politización -y hoy mismo existe un consejo de administración que ha cesado desde hace muchos meses, sin que se logre llegar a los nuevos nombramientos-, y por otra parte, las televisiones privadas han nacido como hongos en todo el país, y, lo que es más grave, es que se ha llegado a grandes concentraciones de los mayores canales privados, creándose en la práctica una especie de monopolio, casi todo en manos del joven empresario Berlusconi.Los jueces han podido clausurar estas cinco televisiones privadas aludiendo que retransmitían a nivel nacional. En realidad, lo hacían, pero con un truco: el mismo programa que, por ejemplo, retransmitían sólo en el ámbito local de Roma, después lo llevaban en casete y lo retransmitían en todas las otras provincias simultáneamente.

A los magistrados esto le ha parecido que iba contra la norma constitucional que concede el monopolio nacional sólo a la RAI, y se han lanzado al ataque. Al parecer, empujados por aquellas otras televisiones que, por falta de medios, tenían hasta ahora que limitarse a retransmitir sólo en el ámbito de la propia provincia, han denunciado a los colosos.

Esta decisión de los jueces tal vez obligue a la clase política a salir de su letargo y a emanar finalmente una ley que regule todo el complejo problema de la información audiovisual.

El proyecto, en realidad, está ya maduro desde hace tiempo. Se quieren dar tres canales nacionales a las empresas privadas y dejar a la RAI los tres que ya tiene, y libertad a todos en el ámbito local.

Según el secretario del Sindicato Nacional de Periodistas, Sergio Borsi, la culpa es, ciertamente, del mundo político, con sus retrasos, pero también de Berlusconi y sus socios, que han manejado a los políticos para que retrasaran la aprobación de la ley para darles tiempo a prepararse y a concentrarse, y poder de este modo ser los primeros candidatos a la hora de distribuir los tres canales con licencia de transmitir a nivel nacional. Cosa que va a ocurrir, casi con toda certeza.

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