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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 'trágala' de la beatería

Dentro del respeto a las creencias religiosas de muchos españoles, la desvinculación entre Estado e Iglesia es un principio irrenunciable de la democracia. Parece, pues, preciso cuidar de que ninguna confesión religiosa tenga, o pueda parecer tener, carácter estatal. Y así lo establece la vigente Constitución (artículo 162), que tiene la significación primordial de establecer y fundamentar un orden de convivencia política general ' singularmente en materia de derechos fundamentales y de libertades públicas, que ya distinguía el presidente Azaña al diferenciar el problema religioso "que no puede exceder de los límites de la conciencia personal" del problema político que, "excluyendo toda preocupacíón ultraterrena, se refiere a constituir el Estado, a organizar el Estado".Por ello es de lamentar la monótona cantilena de locutores y comentaristas del "Hasta mañana, si Dios quiere", que habla bien a las claras de su pobreza dialéctica, de su parca imaginación y de su nula habilidad para salirse de la mediocridad de una frase hecha, inadecuada o improcedente, séase creyente o no se sea de ninguna confesión al uso. Pero mayor es nuestro asombro aun cuando observamos cómo en nuestras salas de justicia se muestran crucifijos de todos los tamaños, plateados y dorados también, sobre las mesas de los magistrados y presidentes. Costumbre inadecuada y -proceder anticonstitucional.Y obsérvese, por fin, cómo en escritos del Colegio de Abogados, de juzgados, del Consejo General de la Abogacía, y hasta en los del propio Tribunal Constitucional reza, valga, pues, por la contumacia, la expresión, del "Dios guarde a V. I. muchos años...".

Y es que no hay rigor ni respeto y sí indolencia, estulticia, beatería y, hasta en algunos -casos, soberbia, en muchas instancias institucionales, incapaces de plantearse la dicotomía que definiera tan escrupulosamente el tribuno republicano y recogida por la Constitución-

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