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El 'contacto' imposible

Un cliente de una agencia dedicada a encuentros personales presenta denuncia por estafa

E.M. es un hombre joven, nacido en una capital cercana a Madrid., de estatura mediana, muy moreno, grueso, sin llegar a ser gordo. "Yo no había recurrido nunca a una agencia de este tipo", afirmó. "Ocurrió que había dejado de salir con una mujer con la que mantenía relaciones y me encontraba bastante deprimido. Necesitaba divertirme y oIvidar mis problemas, pero tampoco tenía ganas de salir a bailar o tomar copas en pandilla, o cosas así. Entonces me decidí a probar. En un periódico de la mañana leí unos anuncios por palabras que ofrecían contactos con chicas en un ambiente de discreción".Ocurrió hace aproximadamente in mes. "Llamé al teléfono que 11iuraba en el anuncio", recuerda el hombre, "y quedé citado en el Iocal de la agencia, un edificio de la Gran Vía. La oficina está en el tercer piso y consta de dos habitaciones y un pequeño recibidor. Parece que el negocio les va bien. Mientras estuve allí esperando la secretaria atendió un buen número de llamadas telefónicas. Luego le recibió una mujer joven, bien parecida, de unos 25 o 30 años, que se llamaba Mayka, y me hicieron una ficha con mi dirección y teléfono. Pagué por adelantado 5000 pesetas, lo que me daba derecho, según me explicaron, a recibir cinco teléfonos de contacto diferentes en un mes".

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E. M. no se fiaba demasiado al entregar el dinero sin el correspondiente recibo, ni le gustaba la idea de que su nombre quedara reflejado en una ficha, concretamente la A-74. Para tranquilizarle, la mujer llamada Mayka le advirtió de que podía utilizar un alias, un nombre de guerra, que E. M. prefiere no desvelar tampoco. Recibió corno recibo una simple tarjeta en la que figuraba el teléfono de Ana, una chica que esa misma noche estaba dispuesta a entrar en contacto con algún cliente enviado por la agencia. E. M. llamó a Ana y, efectivamente, quedaron citados esa misma noche, a las 11, en la cafetería Riofrío, en la plaza de Colón.

Ana, sin coche

Esa misma noche comenzaron las desventuras del joven. Ana no acudió. La excusa oficial, recibida días más tarde de boca de la secretaria de la agencia, era que se le había roto el coche y no pudo llegar. E. M. fue al día siguiente a reclamar a la agencia. Durante toda la semana siguiente le dieron los teléfonos de Consuelo, Felisa -cuyo número correspondía a la provincia de Orense-, Esperanza, Susana e Isabel. En ningún caso la respuesta fue la esperada. No había ninguna Consuelo en el teléfono que supuestamente le correspondía.

El número de Felisa sí correspondía a una persona con es nombre, pero, según las declaraciones de E. M., ni conocía a nadie llamada Tania, la secretaria de la agencia -aunque el propio de anunciante reconoció que en sus visitas a la agencia había conocido varias secretarias distintas-, ni tenía intención alguna de viaja desde Orense a Madrid próximamente. En otros dos casos los teléfonos correspondían realmente a gente que admitía contactos, per sólo con parejas y no con un hombre solo. "Y quiero hacer hincapié", remachó el atribulado joven, en que yo especifiqué claramente que no quería tener nada que ve ni con casadas ni viudas. Sólo solteras".

La sensación de haber sido esta fado iba creciendo en el ánimo de E. M. a cada intento fallido de encontrar compañía. La última ve que fue a la agencia a protestar, reclamar su dinero, "porque esto en paro y 5.000 pesetas supone: una cantidad apreciable", le echa ron con cajas destempladas, según la expresión empleada por él mismo. "Me dijeron, poco más o menos, que me estaba poniendo rnu pesado, que les molestaba en el trabajo y que si quería poner una denuncia les daba lo mismo. La verdad es que se pusieron en plan chulo".

Un portavoz de la agencia en cuestión manifestó su extrañeza por los hechos denunciados, qu consideró poco creíbles: "La agencia se limita a poner en contacto a unas personas con otras. Centralizamos, por decirlo así, los teléfonos de gente que ha optado por esta modalidad de relacionarse con otras personas. El resultado de las relaciones que puedan surgir ya no es cosa nuestra en absoluto". El portavoz de la empresa afirma con énfasis que "aquí no se le promete cama a nadie" y añade que "los teléfonos que se le dieron a este señor no pueden ser falsos. La agencia funciona desde hace un año, tenemos también un club de parejas liberadas, muchas de las cuales son socios de la agencia, y nunca hemos tenido ningún problema. Aunque a la gente poco informada pueda parecerles otra cosa, esto es un negocio como otro cualquiera y hay que llevarlo con seriedad".

"Además", añadió el citado portavoz, "no nos gustan los líos. Cuando alguno de nuestros clientes tiene algún problema preferimos hablar con él y llegar a un acuerdo amistoso. Si este hombre se hubiera acercado por aquí lo hubiéramos resuelto de algún modo".

E. M., por su parte, desmiente la versión de la agencia. "Si no he tenido más remedio que acudir a los organismos de defensa del consumidor ha sido, precisamente, porque quise dialogar con los que se quedaron con mi dinero y me fue imposible".

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