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Tribuna
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La quimera del oro

La fortaleza del dólar retrasa la anunciada recuperación del metal amarillo

Las previsiones sobre un descenso del dólar después de las elecciones norteamericanas con el fin de reducir el déficit comercial de Estados Unidos han levantado oleadas de esperanza entre los partidarios del oro, que comienzan a vender la piel del oso antes de haberlo cazado.Si se tienen en cuenta los 14 últimos años, se comprueba que el oro ha pasado de 38 dólares la onza (31,1035 gramos) en 1970 a 503 en marzo de 1983. Pero si se tienen en cuenta sólo los 14 últimos meses, estas ganancias se han convertido en una pérdida, ya que el precio ha bajado de 416,75 a 337,75 dólares la onza.

Estos resultados se refieren exclusivamente al precio del oro en dólares, porqfue los movimientos de cotización entre las distintas divisas hacen que el resultado final se modifique sustancialmente. Así, durante el año pasado el oro se despreció un 12,7% respecto al dólar, pero sólo un 1,4% respecto a la libra esterlina. Algo similar ocurrió sobre la peseta, ya que la diferencia de haber comprado a más alto precio en dólares se equilibra por el mayor valor de la fivisa norteamericana frente a la española.

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Pero siempre hay que hablar a medio o largo plazo -entre cinco y diez años-, ya que la especulación a corto es prácticamente imposible en este mercado: aparte de que se ha debido pagar un 30% de impuesto de lujo, no existen demasiadas facilidades para encontrar la deseada contrapartida. Pero incluso a largo plazo también será necesario hacer acopio de paciencia, porqfue no hay seguridad de que en el momento en que sea necesario vender sea el más propicio, y quizá haya que esperar un mes o un año para poder liquidar la posición sin pérdidas.

Una dificil ecuación

Para prever el futuro curso de precio del oro hay que plantear una complicada ecuación, en la que intervienen factores como la: expectativas de la economía norte americana, la relación del dólar frente a otras divisas, los tipos de interés, el nivel de inflación, la producción estimada para los países productores (una fuerte salida del oro soviético al mercado produce grandes distorsiones), la demanda industrial del oro, los déficit presupuestarios, la posibilidad de conflictos bélicos, el nivel de endeudamiento exterior ... Y no están todos.

Muchos expertos han vaticinado a principios de 1984 que este año sería la gran oportunidad para el oro, ya que, después de sufrir un importante recorte en sus cotizaciones en febrero de 1983, este metal se debería ver favorecido por las expectativas que apuntaban hacia un auge inflacionario y un descenso del dólar y los tipos de interés. Desgraciadamente para el oro, esas previsiones no se han producido, por lo que las esperanzas de que a finales de este año la onza de oro se habría situado entre 500 y 550 dólares no parecen factibles. Por el contrario, el precio del metal rey se ha estabilizado que no ha sido un elemento le atracción para que los inversores se decidan a comprar con demasiada alegría.

Los defensores del oro señalan que precisamente esta estabilidad demuestra la resistencia del metal amarillo ante el dólar, y consideran que, a corto plazo, el oro goza de unas expectativas alcistas que se mantendrán en los próximos los o tres años, a un paso lento pero seguro.

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