'Doctor Zhivago' ataca de nuevo
Poco menos de un año después de haber sido emitida, regresa a la pequeña pantalla el larguísimo Doctor Zhivago, que dirigió David Lean en 1965, época en la que aún cabían los grandes novelones en los ambiciosos espectáculos del cine norteamericano.Hoy, la fantasía de los guionistas parece haber desplazado la inspiración literaria, más habitual, sin embargo, en el cine europeo.
Doctor Zhivago ha acabado convirtiéndose en película inocente que sigue convocando a buena parte del público en sus frecuentes reposiciones pero que, en definitiva, puede dejar en la total indiferencia. Cuanto pudo calibrarse en su día respecto al oportunismo de adaptar una novela de Boris Pasternak, ha quedado ya pasado por los tiempos, sin virulencia. Los ingredientes del melodrama, tan remarcados en algunos pasajes de la película, tampoco son ya materia de negaciones apasionadas sino de la más simple resignación o algo más de indiferencia. El filme se ha ido cubriendo de una angélica pátina que ha dejado en sordina su propuesta.
No obstante, son frecuentes los paisajes aislados que justifican su éxito y hasta la admiración de los críticos más recalcitrantes.
Cada cual podrá elegirlos en momentos distintos del filme a lo largo de sus tres horas, aunque no será difícil coincidir en que buena parte de ellos nace de la presencia de Julie Christie, la entrañable Lara que da motivo al popular tema musical de Maurice Harry. Como tampoco será imposible otro criterio unánime respecto al débil trabajo interpretativo de Omar Shariff, inexpresivo y eventual actor de moda en aquel momento: su gelidez acentúa el carácter epidérmico de toda la película.
Geraldine Chaplin, por su parte, es la dulce Tonia en una interpretación interiorizada de difícil matiz, en la que mostró esa sensibilidad artística que aplicaría luego en personajes de características opuestas en los filmes de Carlos Saura. Tom Courtenay, Rita Tushingam y Alec Guinness son los restantes principales actores de este buen reparto.
Ocasionalmente se puede contemplar a algún actor secundario español, ya que la película fue rodada en paisajes naturales de Finlandia y España.
La indiferencia que el filme puede producir no depende de descuido alguno en la construcción del gran espectáculo que se pretende.
Nace, en todo caso, de lo antiguo que ha podido quedar su espíritu, viejo ya en la época, sirviendo los más elementales atributos del folletín. Sus excesivas tres horas de duración son un reto difícil para no descubrir la inconsistencia del drama que se quiere presentar como gran tragedia histórica.
Doctor Zhivago se emite hoy a las 22.00 horas por la segunda cadena.
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