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El PC francés renuncia formalmente a la unidad con los socialistas

El Comité Central del Partido Comunista francés (PCF), que finalizó en la noche del miércoles sus trabajos, después de tres días de discusiones, ha aprobado casi unánimemente -con una sola abstención- el informe presentado por su secretario general, Georges Marchais. El líder comunista francés no desea renunciar a la unidad con los socialistas, pero no será buscada a nivel de los estados mayores de los partidos, sino en la base.

El informe aprobado habla de "una nueva reunión de fuerzas populares mayoritarias". Traducido en lenguaje corriente, esta terminología quiere decir que el PCF renuncia a todo acuerdo con el Partido Socialista (PS) en el futuro, y que su preocupación fundamental será la de reconquistar la base electoral que se ha ido desintegrando a lo largo de los últimos años.Un texto interminable que ocupaba el jueves 10 páginas de L'Humanité, y en el que se definen las grandes líneas de la acción del partido, que debe preparar de aquí a febrero de 1985 su XXV congreso.

Fiel a las directrices tomadas después de los pésimos resultados del PCE en las últimas elecciones europeas del 17 de junio, en el que con poco más del 11% de votantes el partido descendía a su más bajo nivel electoral después de la guerra mundial, el "informe" de Georges Marchais trata de hacer el balance de 25 años de unión de la izquierda, un balance negativo para el PCF, pero en el que la responsabilidad del fracaso no correspondería a los comunistas, sino al PS.

Marcháis, fiel a las ideas expresadas ya otras veces, considera "positiva" la primera etapa del Gobierno de la izquierda, después del éxito de mayo de 1981. La etapa de reforma sólo debía durar, sin embargo, hasta junio de 1982, fecha en la que tienen lugar los primeros cambios impuestos por la política de rigor.

A partir de este momento, bajo la presión de los acontecimientos, la política económica del Gobierno habría traicionado los ideales de la izquierda, consagrándose a una pura gestión destinada a obtener "resultados capitalistas".

Ante esta situación, el PCF esperó antes de retirarse del Gobierno, con la esperanza de obtener un cambio de política. "La política de rigor es un túnel del que no se ve la salida", escribe Georges Marcháis en su informe.

Para el secretario general del PCF, el presidente Mitterrand es en el fondo el responsable de los cambios operados, ya que Marchais le atribuye una concepción "casi monárquica del poder".

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