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Detenido en Barcelona un extorsionador que se hacía pasar por miembro de ETA

Francisco Toledo Pérez, con antecedentes penales por diversas estafas y fraudes, fue puesto ayer a disposición del juzgado de guardia de Barcelona después de haberse confesado autor de las extorsiones denunciadas por diez empresarios catalanes. El importe económico de ellas puede ascender a varias decenas de millones de pesetas. El extorsionador afirmaba ser militante de ETA Militar y pedía un impuesto revolucionario que oscilaba entre 500.000 y cinco millones de pesetas, para cuyo cobro utilizó en la mayoría de los casos a personas en paro que actuaban bajo engaño. La Guardia Civil le detuvo el pasado día 12 en la plaza Lesseps de Barcelona.

La detención se produjo cuando se encontraba en una cabina telefónica indicando a su última víctima cómo debía efectuar el pago del impuesto revolucionario. Toledo había comenzado a hacer estos chantajes durante la última semana de agosto, y en apenas dos semanas diez empresarios presentaron denuncia contra un desconocido señor Duval que les exigía un impuesto revolucionario de varios millones de pesetas, con la amenaza de represalias si no pagaban o presentaban denuncia.Francisco Toledo utilizaba un procedimiento rocambolesco que debía dar sus frutos al final de toda la operación. Primero se puso en contacto telefónico con los empresarios para hacer la amenaza y anunciarles que recibirían una nueva llamada con las instrucciones para el pago. Después se puso en contacto con varios parados que se habían anunciado en la prensa barcelonesa buscando empleo, ante quienes se presentó como un empresario que organizaba un nuevo negocio. Tras pedirles sus datos personales y la cualificación profesional, les dio a entender que podían obtener el puesto, anunciando que les volvería a llamar para concertar una entrevista personal.

Después pidió a cada uno de los empresarios que enviara el dinero del impuesto, mediante giro telegráfico, a la central de Correos de Barcelona, a nombre de cada uno de los que buscaban empleo. El día previsto para la llegada del giro, llamaba al parado a cuyo nombre figuraba el envío y, simulando encontrarse fuera de Cataluña, le pedía recogerlo como prueba de confianza, y guardarlo hasta que mantuvieran la entrevista personal en la que se formalizaría el contrato de trabajo.

Ni los empresarios ni las personas, que recogían el dinero habían llegado a verle la cara. Cuando se produjo la detención, iba a iniciar la última parte de la operación: recoger el dinero que tenían los parados y fugarse. Todas las llamadas telefónicas las realizaba desde cabinas públicas, por lo que las investigaciones resultaron dificultosas. Fue una modificación imprevista de su método la que dio a la Guardia Civil la pista para su detención: en uno de los casos denunciados no pudo utilizar al parado previsto y recurrió a un joven de una secta religiosa que había intentado evangelizarle. Francisco Toledo era conocido en la cárcel Modelo como El abogado.

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