_
_
_
_

Los funcionarios de la Modelo se quejan de la falta de respaldo por parte de sus superiores

Jacinto Antón

Los funcionarios de la prisión Modelo de Barcelona no están de acuerdo con la opinión generalizada de que su falta de experiencia sea una de las causas del conflicto permanente en que vive el recinto penitenciario. La propia estructura de la cárcel, la aglomeración de presos, la falta de unas mínimas medidas de seguridad, la absoluta insuficiencia de plantilla, la poco estricta interpretación del reglamento penitenciario por parte del juez de vigilancia y la falta de respaldo de los superiores, son, en su opinión, las verdaderas cuestiones que impiden la normalidad en la Modelo.

Javier, de 24 años, es un funcionario típico de la Modelo. Es natural de la provincia de Granada, aunque también podría serlo de Salamanca o de León, lugares de procedencia de la mayoría de los 94 nuevos funcionarios que se incorporaron el pasado 14 de julio al establecimiento penitenciario de Barcelona. Ellos constituyen el 60% de la plantilla interior efectiva de la prisión -el otro 4% son en su mayoría funcionarios interinos, alguno de los cuales llevan hasta 11 años de servicio en la Modelo- . Al igual que sus compañeros de promoción, está molesto por la "injusta" normativa que establece que deben permanecer dos años en la Modelo antes de poder pedir el traslado. Todos se irían inmediatamente a otro destino. Javier es titulado superior y por tanto supera, como más de la mitad de sus compañeros, el nivel mínimo de estudios exigido para el puesto Varios de ellos son licenciados principalmente en Derecho, Psicología y los hay también maestros "Ya no es como antes, como hace cuatro o cinco años, en que los funcionarios eran antiguos guardias civiles o militares".El camino que lleva a vestir el uniforme de funcionario es siempre más o menos el mismo. Cuando Javier terminó su servicio militar, mientras buscaba algún trabajo, el que fuera, leyó en el BOE la convocatoria de oposiciones para cubrir plaza en el Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias. Preparó las oposiciones a través de una academia y después de pasar el reconocimiento médico se enfrentó a una serie de exámenes teóricos y prácticos. Aprobó hizo luego un curso de un mes y medio en la Escuela de Estudio Penitenciarios, en Carabanchel y posteriormente, otro de igual tiempo en otra cárcel. Luego vino el sorteo de plazas. "La Modelo es lo último, lo peor. Hay gente que antes de incorporarse pide la excedencia". Cuando Javier llegó a Barcelona encontró que la mala fama de la prisión estaba plenamente justificada.

" ¿Cómo pueden decir que el problema de la Modelo es un problema de falta de experiencia?. Tienes que vigilar a 300 internos con la única ayuda de otros dos compañeros: tres funcionarios para una inmensa galería. En esas condiciones, da lo mismo la experiencia que tengas: para controlar la situación habría que ser Dios".

Cada galería, un mundo

Javier entra de servicio, junto con otros 31 funcionarios más, en turnos de 24 horas, que normalmente se prolongan hasta 26 ó 27; luego descansan 48 horas. De los 32 funcionarios de guardia, sólo 25 o 26 entran en contacto directo con los 1.300 presos qu e hay en la cárcel y eso ahora, "que estamos en temporada baja, como dicen los mismos reclusos. En verano hay menos ingresos porque muchos delincuentes se van a hacer la playa y si los detienen, van a parar a otras cárceles".Con dos y a veces con sólo un compañero, Javier se dirige a una de las galerías. "Las peores son la tercera: extranjeros, sudacas, moros y mafiosos italianos, gente de la peor calaña"; la cuarta (multirreincidentes) y la quinta, en la que están aislados en régimen los sancionados y los protegidos. En la quinta galería están siempre encerrados. "Con ellos nunca pasa nada, pero cuando pasa es algo gordo, como el último motín".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En la primera galería están los jóvenes de entre 16 y 20 años. "En total son unos 90, de los cuales 60 han solicitado régimen de protección voluntaria -que en la realidad es muy parecido al de los sancionados- para evitar que los demás reclusos les violen o les extorsionen". "Esta galería no es mala", continúa Javier, "porque los internos son críos y hacen chiquilladas; con ellos, generalmente, te puedes imponer".

En la cuarta las cosas son muy distintas. "En la cuarta no hay día en que no te tiren algo: huevos, latas y cascos de bebidas; te insultan continuamente; te dicen una obscenidad, te giras y hay 50 tíos mirándote. ¿Qué haces?, pues te lo tragas y entonces ellos se ríen. Antes sabían que si los veías hacer algo, la sanción era considerable, ahora das parte y a lo mejor los dejan dos días sin patio. Se ha degradado totalmente la disciplina".

"Los malos, nosotros"

"El otro día", continúa Javier, "le pesqué a uno una navaja de más de 30 centímetros, recurrió la sanción diciendo que utilizaba el arma para comer melón y el juez de vigilancia, que siempre ampara a los presos, le impuso un fin de semana de aislamiento, una sanción irrisona; usan ese tiempo para escribir un par de cartas pendientes y oír la radio y al final, se chotean. Saben que la alta instancia está de su parte. Los superiores no nos respaldan. Los malos somos siempre nosotros. Recibimos a diario citaciones para ir ante el juez de vigilancia y los presos están crecidos porque saben que éste les ampara".Javier añade que "antes, las cosas se solucionaban a patadas. El recluso sabía que se jugaba el fisico si se pasaba con un funcionario. Nosotros no queremos volver a eso, queremos que se apliquen las sanciones que las leyes establecen; creemos que bien aplicadas son suficientes".

Fuentes de la Modelo han indicado que a veces, los presos reciben malos tratos por parte de los funcionarios. Javier asegura, y sus compañeros asienten, que no hay malos tratos en la Modelo: "Tal y como están las cosas te juegas el puesto. Nos parece bien que sea así, pero nadie se puede imaginar la capacidad de aguante y paciencia que nos hace falta. Motivos no nos faltan para pegar a algunos presos. Allí dentro te humillan y te provocan hasta el infinito".

Siempre queda el recluso al que "todo le es ya Igual, gente que a lo mejor tiene una condena de más de 100 años y que te amenaza con llevársete por delante si no lo dejas en paz. También está el quíe, el gran capo, que tiene el poder de organizar un motín o sofocarlo. Hay dos o tres de estos jefes por galería y la Modelo no ofrece respuesta para ellos, la única solución es trasladarlos a prisiones de máxima seguridad. Son una minoría que lo controlan todo, el tráfico de drogas y las armas, y perjudican a los otros presos. Ellos ordenan la ley del silencio que hace que un recluso con la cara destrozada diga que se ha caído de la cama. Contra eso no podemos hacer nada. Hace falta un motín, como el último, para que se lleven a algunos quíes de aquí".

Las duras horas de patio

En el patio, a menudo, los sucesos desbordan a los funcionarios: "Hace poco vi caer un paquete; cuando lo recogí, un grupo de reclusos que se tapaban la cara con la camisa subida me rodeó. Uno de ellos puso un pincho en el cuello y tuve que devolverles el paquete. Ésto pasa continuamente". A un compañero de Javier le ocurrió algo peor: vio cómo un preso recogía un paquete y cuando se acercó a él para pedirle el paquete, todos los que estaban en el patio empezaron a pasárselo; cuando el funcionario intentó interceptar el paquete, tuvo un encontronazo y se le rompieron las gafas. No hubo sanciones."Los paquetes seguirán entrando por encima de los muros". Y en estos paquetes va casi siempre la droga. Cuando no lo lanzan, simplemente, desde el exterior, lo introducen por el sistema del carro: desde la ventana conveniente, tiran al exterior una cuerda encerada por encima de la cerca metálica. En el exterior se ata el paquete que contiene drogas o armas y luego, tirando suavemente, lo introducen en la celda.

La pistola descubierta recientemente, que ha motivado la petición de vigilancia exterior, fue descubierta porque se cayó al suelo cuando izaban el paquete. "Sería preciso elevar la altura del cerramiento metálico que rodea la prisión, o quizá cubrirlo todo por encima, como se hecho en otras cárceles. Pero sería muy caro. La vigilancia actual no sirve para nada, tendría que haber una dotación policial en cada cara de la Modelo; con el dispositivo actual, hay tiempo suficiente para tirar el paquete, o hacer el carro y hasta de fumarse un cigarrillo antes de que aparezca por la esquina el guardia".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_