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La subida del 1,5% en los precios de julio compromete la política económica y eleva la previsión de inflación anual a más del 9%

El incremento del 1,5% registrado en el índice de precios al consumo (IPC) del pasado mes de julio, publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, ha desbordado las previsiones más pesimistas del Gobierno, que confiaban en un aumento máximo del 0,8%. Representa un claro rebrote en la inflación oficial: en lo que va de año ésta ha subido el 6,1%, frente al 5,3% en iguales fechas de 1983; así, la tasa de los últimos doce meses alcanza resulta 0,5 puntos superior al 12,2% en diciembre último. Además de alejar el 8% de objetivo de precios para 1984 -oficiosamente ya se admiten dudas incluso respecto a un 9%-, ello acentuará las críticas a la política económica desde el Gobierno y desde el PSOF, dificultará el acuerdo social en negociación y provocará revisiones salariales.

Aunque se mantiene la esperanza de rebajar hasta diciembre al menos 3 puntos la tasa anual (12 meses), en la Administración se admite ya que resultará improbable terminar por debajo del 9% o 9,5%, contra el 8% en que se habían situado los objetivos iniciales.Del 1,5% de subida de precios en julio, 1,26% han procedido de las frutas frescas, las verduras y el pollo, cuyos precios crecieron durante el mes un 32,4%, un 17,6% y un 18,3%, respectivamente, según fuentes no gubernamentales. Por el contrario, las patatas bajaron un 16% y resta ron al índice 0,13 puntos. Otros productos alcistas, con menor repercusión, han sido el cordero (4,5%) y diversas carnes y preparados. En conjunto, el grupo de alimentación, bebidas y tabaco, que tiene un peso específico de aproximadamente la mitad del índice de precios, sufrió un alza del 3,6%.

Se dispara la alimentación

El resto de los componentes, según resaltaron ayer portavoces gubernamentales, mantuvieron tasas moderadas, con un alza media del 0,4%. Se trata del vestido y calzado (0,4%), vivienda (0,1%), menaje y servicios para el hogar (l%), servicios médicos (0,3%), transportes (0,1%), esparcimiento y cultura (1%) y otros gastos (0,4%). Todo ello re presenta de enero a julio un alza del 6,1% y coloca la tasa anual acumulada durante los últimos 12 meses en el 12,7%, por primera vez superior -y en medio punto- al 12,2 con que terminó el año 1983.La tasa anual de la alimentación se aproxima así al 16%, debido a que ya se aceleró en junio pasado (1,2%) y había registrado un fuerte empuje en la segunda mitad de 1983. A finales de junio era para los huevos del 33%, patatas el 35,6%, café y té el 21,5%, pollo un 18%, hortalizas frescas 26,8% y vacuno fresco el 16,8%. No obstante, la concentración de las subidas más recientes y de otras anteriores en pocos productos, algunos de ellos ya en baja, como las patatas, hace concebir al Gobierno la esperanza de que se registre una fuerte flexión a la baja a partir de los próximos meses, tal y como estaba previsto, en coherencia con la moderación aplicada desde principio de año a los salarios y precios agrarios regulados (6,5%), la recuperación de rentas en el campo y el menor coste de las importaciones agrarias.

A ello contribuirá la propia estructura del índice de precios, propenso a registrar mayores al zas en verano. Junto a que su base es un año atípico para el campo, acusa las vacaciones de los españoles, la demanda turística y la llegada al mercado de productos más asequibles al consumo, factores que el IPC actual luego suele descontar, en los meses siguientes.

Al margen de que se pueda agrandar este fenómeno por un control más riguroso de la alimentación, todos los expertos consultados coinciden en que la inflación subyacente tiende a desacelerarse, aunque ahora resulte en el futuro animada a hacerlo con mayor retraso. Tanto los costes salariales unitarios (salarios menos aumento de la producción o productividad acrecentada por el descenso del empleo), como la inflación importada por el tipo de cambio y los precios exteriores, apuntan a un descenso próximo a los cuatro puntos, si bien éste puede ser absorbido por mayor recuperación del excedente empresarial.

Así, pudiera ocurrir que la mayor alza respecto a las previsiones se vea correspondida por un descenso más rápido. No obstante, ha trascendido que los informes de la Administración empezaron a apuntar durante el verano -sin apenas otra respuesta que su ocultación- la posibilidad de terminar el año con una tasa próxima al 9%.

Las reacciones serán otras en esta ocasión. El Ministerio de Economía estima, según un portavoz, que es imprescindible corregir la tendencia inflacionista de algunas producciones agrarias, por lo que "hay que ir hacia una liberalización de los productos alimenticios". Con toda probabilidad, el próximo Consejo de Ministros estudiará el ampliar por tres meses la liberalización de las importaciones de carne de pollo concedida para agosto. Las autorizaciones, con rebajas arancelarias incluidas, podrían extenderse a otros productos.

Igualmente, serán adoptadas medidas para que la liquidez originada por el aumento de la masa monetaria tenga la menor repercusión posible. Se recuerda que julio ha sido uno de los meses más expansivos y que en los últimos meses se han superado las previsiones. Pero el problema ahora planteado es que no podrá haber recortes si se quiere favorecer la reducción de tipos de interés, una de las prioridades de la patronal en las negociaciones del pacto con Gobierno y sindicatos.

Revisión salarial

Sin embargo, el principal temor detectado ayer en medios administrativos se centra en que vuelvan a renacer las expectativas de los agentes sociales, que se consideraban cortadas al anunciarse para este año una baja del 12,5% al 8%.Asimismo, una parte notable de los convenios colectivos en vigor tienen cláusulas de revisión salarial, generalmente remitidas a la inflación que se acumule a finales de septiembre y que oscilan del 6,5% al 7%. En agosto del año pasado los precios subieron el 1,3 y en septiembre el 0,8, cifras que parece difícil que se repitan y que ahora jugaran a favor del descenso de la tasa anual, si bien también apuntan la dificultad de conseguir fuertes reducciones en el índice acumulado de los meses más inmediatos. Portavoces de los sindicatos UGT y CC OO y de la patronal CEOE, presentes en la reunión negociadora del acuerdo económico y social para el próximo año, afirmaron ayer a este periódico que indudablemente el dato de julio tendrá repercusión desfavorable en las negociaciones, opinión que no compartió el subsecretario de Trabajo, Segismundo Crespo. "La subida" declaró anoche el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Joaquín Almunia, "puede poner en peligro que lleguemos exactamente al 8%. Espero que en agosto sigan la tendencia a bajar. Décima arriba o abajo, estamos en la senda".

Otro problema derivado del rebrote inflacionista será la menor competitividad de las ventas al exterior, el otro orgullo de la política económica, junto al descenso de la inflación. Se trata del único factor de la demanda que se ha comportado bien este año, hasta el punto de compensar el descenso en la capacidad de compra interior y en la inversión privada y pública. Los precios crecieron en Europa durante julio una media del 0,2%, lo cual amplía el diferencial con España.

Adicionalmente, puede deprimirse más el consumo interior, pues el poder adquisitivo o la renta se miden en función de la tasa interanual de precios, que difícilmente bajará ya del 11% y arrojará una detracción mayor a la prevista respecto al 8 o 9%, de aumento salarial por persona y al 6,5% o 7% de masa salarial si se tiene en cuenta la caída del empleo.

En efecto, una sorpresa para algunos expertos ha sido que los precios al consumo se resisten a acusar la caída de la demanda provocada por el recorte en el poder adquisitivo.

Reacciones

Elementos como los anteriores han empezado a ser comentados por círculos del Gobierno y del PSOE que en los últimos meses han tenido diferencias de opinión con la política económica del ministro Miguel Boyer, a quien ya acusaban de haber deprimido en exceso la demanda mediante una política dura obsesionada en lo financiero y que no ha logrado ni reducir el déficit público ni generar empleo.El secretario de Estado de Economía, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, según informa Salvador Arancibia, señaló ayer en Santander que el dato de subida del IPC en sí, con ser grave, dada su magnitud y sobre todo porque en el mismo mes del año pasado la subida había sido muy pequeña, presentaba mayores inconvenientes al coincidir con las negociaciones con patronal y sindicatos para alcanzar un acuerdo social. Añadió que debe separarse claramente el componente no alimenticio, que continúa comportándose bien en los siete primeros meses del año, y el componente alimenticio, que ha crecido de forma desmesurada en julio por la tardía entrada de las frutas en los mercados y las elevaciones del precio de algunos productos cárnicos, a pesar de que las autorizaciones para llevar a cabo importaciones de carne de pollo hicieron caer los precios.

Luis Ángel Rojo, director del servicio de estudios del Banco de España, dijo que la cifra tiene mucha importancia, porque choca de lleno contra la expectativas que se estaban generando en el conjunto de la sociedad.

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