La huelga nacional convocada, por los estibadores británicos amenaza con paralizar el tráfico portuario del Reino Unido
El sindicato de estibadores británico, filial del poderoso sindicato de transportes TGWU, hizo público ayer un llamamiento a la huelga nacional inmediata en todos los uertos del Reino Unido, que será el segundo en los dos últimos meses. Actualmente son 36.000 los estibadores afiliados, y la huelga provocó ayer la paralización de 12 puertos en la región escocesa, donde se originó el conflicto. Los dirigentes sindicales de estos trabajadores han manifestado que se consideran aliados de los mineros, quienes mantienen, desde hace 24 semanas, una huelga contra los planes del Gobierno conservador de Margaret Thatcher de rebajar la producción de carbón en cuatro millones de toneladas anuales y suprimir 20.000,empleos en el sector.
Ayer por la mañana, tras una reunión del comité ejecutivo del sindicato en Londres, en la que se aprobó la convocatoria de la huelga, el líder de los estibadores, John Connolly, señaló que esta huelga, "votada por mayoría aplastante, tenía como fin protestar por la utilización de no afiliados para descargar las 96.000 toneladas el carbón del carguero Ostia en el puerto de Hunterston, en el Oeste de Escocia.Este carbón estaba destinado a las acerías escocesas de Ravenscraig, que tienen urgente necesidad de combustible para seguir funcionando, según fuentes de la British Steel, compañía siderúrgica estatal del Reino Unido. Desde hace meses, los estibadores están intentando reducir los abastecimientos de carbón a esas acerías, para fortalecer las reivindicaciones de los mineros.
Una docena de puertos escoceses, incluyendo el de Aberdeen, de particular importancia a causa del petróleo del mar del Norte, se encontraban ayer totalmente paralizados. La primera de las huelgas llevadas a cabo por los estibadores británicos entre el 9 y el 21 del pasado mes de julio paralizó la casi totalidad del tráfico de mercancías del Reino Unido y afectó también, de manera importante, al de pasajeros. Ello provocó múltiples acciones de represalia contra los turistas por parte de los camioneros, que dieron múltiples muestras de su cólera en las fronteras británicas.
Pérdidas cuantiosas
Esa primera huelga de estibadores había paralizado un total de 61 puertos y provocado, según datos publicados ayer, un descenso de casi 330 millones de dólares (54.000 millones de pesetas) en las exportaciones británicas, y de otros 530 millones de dólares (87.000 millones de pesetas) en las importaciones. Diversos medios financieros culparon a la huelga de haber provocado una nueva depreciación de la libra esterlina frente al dólar estadounidense y al marco alemán.
Gobierno y patronal, a través de diferentes representantes, han dibujado la difícil situación en la que quedará el país por estos conflictos. El ministro de Industria, Tom King, ha advertido que con esta huelga pueden ponerse en peligro cientos de empleos, mientras que el presidente de la confederación industrial británica, James Clemison, ha advertido que una huelga nacional en los puertos. tendría efectos aún peores que los producidos por la huelga de mineros.
En estos momentos, la gran duda que planea en los medios británicos está en saber si los estibadores de los dos principales puertos de Dover y Felixstowe, en la costa este, frente al continente europeo, se solidarizarán con la protesta.
El portavoz de transportes de la oposición laborista, John Prescott, ha exigido que la primera ministra británica, Margaret Thatcher, regresará de sus vacaciones en Suiza, con objeto de intervenir en los conflictos que protagonizan mineros y estibadores. El portavoz laborista afirmó que la total negativa de conciliar estos conflictos conduce únicamente al caos industrial.
Reiniciar las negociaciones
A pesar de la firmeza que está manteniendo la cúpula sindical en el conflicto de los mineros, algunos de los más caracterizados representantes del movimiento laborista británico están mostrando gran preocupación por los efectos que el conflicto puede tener en la economía del país. El congreso que celebrarán a principios del próximo mes las Trade Unions (sindicatos) británicos, que agrupan a más de 10 millones de militantes, tendrá que pronunciarse sobre la convocatoria de huelgas en los distintos sectores industriales como apoyo a los mineros.
En los últimos días, y tras conocerse que el 25% de los 180.000 mineros sindicados en el Reino Unido podrían haber abandonado la huelga, están fortaleciéndose las reacciones de la opinión pública en contra de los enfrentamientos violentos entre piquetes de mineros y policía.
Los líderes de los 14 principales sindicatos británicos, después de varios días de conversaciones secretas, han solicitado la reanudación de las negociaciones entre la National Coal Board (patronal del carbón, nacionalizada) y el sindicato de mineros.
Los líderes sindícales señalaron, sin embargo, que el presidente de la patronal británica del carbón, lan McGregor, estaba prolongando voluntariamente el conflicto, siguiendo instrucciones de Margaret Thatcher, con objeto de romper la unidad del sindicato de mineros.
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