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Ballestero posee en Ginebra una sociedad exportadora

Jaime Ballestero Aguilar, el empresario español implicado en un presunto escándalo financiero que investigan en estos momentos las autoridades suizas, por haber presentado, como respaldo de un préstamo de 80 millones de francos suizos (5.500 millones de pesetas) que le fue concedido, joyas por un valor real de tan sólo 15 millones de francos (unos 1.000 millones de pesetas), en vez de los 190 millones de francos suizos (13.000 millones de pesetas) en que éstas habían sido tasadas inicialmente, posee varias sociedades en la nación helvética, entre las que se encuentra la denominada Finextra.

Esta compañía, cuya sede social se encuentra en Ginebra, se dedica a la importación-exportación de materias primas y productos agrícolas, y ha variado su denominación social recientemente. Con anterioridad se denominaba Socofra, SA, sin que haya sido posible conocer el motivo concreto de este cambio de nombre.Durante todo el día de ayer fue totalmente imposible localizar a este empresario español, de quien no supieron dar ningún tipo de información en la sede de la propia empresa Finextra.

La historia de lo que en los medios de comunicación suizos se presenta como un escándalo financiero fue desvelada por el diario de Zurich Tages Anzeiger, en su edición del pasado día 21. Según la información publicada en el rotativo, las autoridades del pequeño país centroeuropeo han abierto una información judicial para investigar todos los hechos relacionados con el crédito que habían concedido nueve bancos al hombre de negocios español Ballestero Aguilar, entre los años 1981 y 1982, para poder construir, a través de cuatro sociedades relacionadas con él, radicadas en Liechtenstein, un complejo turístico en una isla mediterránea que, según todos los indicios, parecía ser Mallorca.

Para conseguir el préstamo, el empresario aportó como respaldo patrimonial joyas -zafiros, rubíes y esmeraldas-, que fueron valoradas inicialmente en un total de 190 millones de francos, complementado con una póliza de seguro, suscrita con la compañía británica Skandia.

Los bancos no se querellan

El detonante que ha provocado la apertura de la investigación judicial de este presunto escándalo se produjo a raíz de la quiebra de, las cuatro sociedades intermediarias con sede en Liechtenstein creadas por el hombre de negocios español. Ante esa situación, y ante la no devolución del préstamo concedido, los bancos acreedores intentaron poner en venta las joyas depositadas por Ballestero como respaldo subsidiario. Sin embargo, esta operación no pudo llevarse a cabo, por la simple razón de que el valor de las mismas no era de 190 millones de francos, como incialmente se había tasado, sino de poco más de 15 millones de francos, según una mieva tasación realizada por expertos.Los bancos que concedieron el préstamo, entre los que se encuentran el Chemical Bank, Slavensburg, Banca Unione di Credito, Kreditbank, American Fletcher y Sarazin & Co, todos ellos con sede en Suiza, más otros tres ubicados en Londres y París, no presentaron, sin embargo, querella alguna, para asegurarse el cobro de la pertinente indemnización be debería abonar Skandia. Ese fue el motivo por lo que el procurador no había adoptado ninguna acción legal hasta ahora. Sin embargo, la compañía aseguradora se ha negado a pagar, alegando el presunto engaño en el valor de los diamantes aportados por Ballestero.

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