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Aplazamiento del proceso sobre la falsificación de los 'diarios' de Hitler

En medio de escenas tumultuarias -con fotógrafos subidos á la mesa del tribunal- empezó ayer en Hamburgo el proceso por la falsificación de los diarios de Hitler, que la revista de la República Federal de Alemania Stern compró por 9,34 millones de marcos (530 millones de pesetas). Los abogados defensores del redactor Gerd Heidemann, uno de los acusados, solicitaron un nuevo tribunal por sospecha de parcialidad. El proceso, previsto para varios meses, quedó aplazado una semana.

El periodista Heidemann, de 53 años, y el comerciante de vieja quincalla militar Konrad Kujau, de 46, tuvieron una presentación muy diferente ante la Prensa y los jueces. Kujau, que confesó ya ser el autor de la falsificación de los diarios de Hitler, apareció media hora antes del comienzo del proceso y dio toda una exhibición para la Prensa y los fotógrafos, que le gritaban: "Conny, mira a este lado", a lo que el acusado se prestaba gustoso. Algunos fotógrafos trepaban por la mesa del juez. El vendedor de recuerdos militares de Stuttgart, que confesó haber recibido 1.577.000 marcos (casi 90 millones de pesetas) por su labor de falsificación, se prestó a responder a las preguntas de los periodistas, que abarrotaban la sala de la Audiencia Territorial de Hamburgo. Kujau declaró que seguirá con sus falsificaciones en el futuro, porque de algo tendrá que vivir, aunque no cree que pueda encontrar algún cliente tan generoso como Stern.

Heideman, huidizo

Heidemann cambió algo su aspecto en la cárcel, se dejó crecer la barba, pero sin perder el aire de capellán, la antítesis del sabueso periodístico con que Stern lo presentó al anunciar la publicación de los diarios de Hitler. Heidemann estuvo esquivo y huidizo ante las preguntas de sus colegas.El periodista está acusado de haberse apropiado de 1.725.000 marcos (casi 100 millones de pesetas) de lo pagado por Stern por los diarios de Hitler, que resultaron ser una burda falsificación. Los cuadernos del Führer los compró Kujau en su país natal, la República Democrática Alemana, al precio de 3,24 marcos (185 pesetas) cada ejemplar, donde luego escribía los sucesos cotidianos de la vida de Hitler, con ayuda de un manual de historia del nazismo. Entre el falsificador y el periodista acusados de estafa hay discrepancias a la hora de reconocer el paradero de los millones, pero la táctica de sus defensores podría coincidir en intentar sentar en el banquillo moral de los acusados a la revista Stern y sus prácticas periodísticas. En esto Heidemann, que trabajó muchos años en Stern, podría aportar bastante para contribuir al desprestigio de la revista. Los abogados de Heidemann dirigieron su artillería jurídica contra el tribunal, a quien acusan de parcialidad. En un primer intento, los defensores pidieron de los jueces una declaración sobre si habían leído las publicaciones relacionadas con el caso, lo que los abogados consideran como "una gigantesca condena anticipada" de su defendido. Esto no producirá resultado alguno en el orden procesal de la RFA, pero, de momento, el juicio se ha aplazado una semana.

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