Sospechosos de pitones
ENVIADO ESPECIAL Ninguno de los Buendía lidiados ayer en Bilbao era astifino y todos estaban romos. Si habían sido afeitados es algo que no podemos asegurar, pues ya, se sabe que esta manipulación sólo es comprobable mediante microscopio y ayer no lo llevamos a la plaza pues se nos quedó olvidado encima del piano. Sin embargo, sí eran sospechosos de pitones, más bien sospechosísimos. Toros bonitos en su capa cárdena, grandes, incluso demasidado grandes para lo que demanda el tipo de la ganadería, en cambio por la parte de la cuerna daban la imagen de tullidos.
También la daban por la de la pata. Los seis sufrían lamentables írivalideces, y a la mayoría no les pudieron picar en regla, como a la lidia conviene. Es decir, que la corrida de Buendía resultó un estrepitoso fracaso ganadero. Cuando los toros ruedan por la arena y además sus atributos de defensa aparecen truncados, no hay manera de determinar sus gradaciones de bravura. ¿Serían bravos, si enteros?
Plaza de Bilbao
21 de agosto. Segunda corrida de feria.Toros de Joaquín Buendía, grandes, inválidos y sospechosos de pitones. Paquirri. Pinchazo caído y bajonazo (ovación ysalida al tercio). Dos pinchazos bajos, rueda de peones y descabello (silencio). Luis Francisco Esplá. Media atravesada (silencio). Dos pinchazos, media y rueda de peones (silencio). El Soro. Estocada corta caída (silencio). Estocada baja, dos descabellos -aviso- y otro descabello (oreja).
Esta pregunta no tendrá respuesta, ni se espera: los Buendía a estas alturas ya están para estofados. Hay otras preguntas, no obstante, que necesitan contestación: ¿No había sido inhabilitada por el Ministerio del Interior la ganadería de Buendía, precisamente por reincidir en la manipulación fraudulenta de las astas? Y si había sido inhabilitada, ¿cómo es posible que pueda anunciarse sin ningún problema en feria de tanta resonancia como la de Bilbao? Finalmente, ¿qué se entiende por inhabilitación en el Ministerio del Interior, en el Gobierno civil de Bilbao, en la Unión de Criadores de Toros de Lidia, en la Verbena de la Paloma?
De los inhabilitados y sospechosos todos que saltaron ayer al negro piso de Vista Alegre, hubo uno con clase y ese fue el primero. Paquirri le hizo una faena voluntariosa. No podía ser brillante, pues mientras toree, según acostumbra, con la suerte descargada -la pierna contraria atrás, se entiende- jamás imprimirá hondura a los muletazos. Paquirri da pases, no torea. El Buendía merecía mejor tauromaquia. Pitones aparte, hay casta abundante y buena en esta divisa asoledada y de ella hizo gala el primer toro.
La docilidad faldera del sexto no era propia de toro bravo. El Soro se lució con él pues le iba a la medida. Derechazos abriendo el compás hasta la exageración, muchos circulares, el público se enardecía por momentos, hasta alcanzar el frenesí cuando el honrado diestro de Foyos hacía la noria agarrándose al borrego. En tanto, Corbelle no paraba de hablar. El Soro ha fichado al locutor que antes tenía Manzanares. El locutor Corbelle, que suele hacer gimnasia por los callejones cuando no le toca salir, cuando le toca salir le cuenta su vida al torero, allá donde el torero se encuentre, da lo mismo que sea danto naturales o en pleno trajín de la vuelta al ruedo.
En banderillas, los tres espadas provocaron ovaciones encendidas, bien es verdad que por mediocres cuarteos a cabeza pasada, principalmente. En los primeros toros se cedieron los palos. En los últimos, cada uno hizo su número en solitario. Paquirri cuarteba después de que sus peones le aparcaran el toro en las proximidades de un burladero. El Soro, salvo algún fallo, prendía con brío y brinco primitivo. Esplá daba color y variedad a la suerte y el último par que colocó al quinto, de frente y reuniendo en la cara, fue el mejor de la tarde.
Desde el segundo al quinto toro, todos estaban inválidos y aplomados. Paquirri abrevió en el cuarto, que derribó una vez. Esplá muleteó con brevedad, técnica e incluso bonito repertorio de recurso a los de su lote. El Soro pegó pases deslavazados al tercero. Esplá añadió navarras y chicuelinas a su actuación, y El Soro, un farol. En realidad no merecían más aquellos inválidos, toros aburridos, sospechosos de pitones. Toros así se inhabilitan por si solos y no hace falta que lo proponga el Ministerio del Interior al que, por cierto, nadie hace caso en cuestiones taurinas.
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