Nación y nacionalidad
Uno se siente perplejo cuando nota que el hombre de la calle discute sobre sí determinada comunidad autónoma e.s o no es nación, si tiene derecho a serlo o si simplemente es una nacionalidad. Pero más perplejo aún cuando líderes" políticos de reconocido prestigio (catalanes y gallegos recientemente) encabezan manifestaciones reivindicando para sus comunidades tal denominación'.Cierto que en la Constitución española se rehúye el término nación, sustituyéndolo por otro aparentemente más moderado, como es el de nacionalidad; pero esto se debe, a poco que recordemos. los debates constitucionales, a la inveterada costumbre parlamentaria de usar términos eufemísticos cuando se trata de conseguir acuerdos por consenso.
Ahora bien, una simple consulta a un elemental diccionario de lengua española (o castellana) podría sacarnos de dudas. La palabra nacionalidad pertenece a la familia o campo semántico de nación ysignifica "posesión del derecho de ciudadanía de una nación" o "caracteres distintivos de una nación". Parece, pues, evidente que, en ambos casos, se reconoce la existencia de una nación que produzca tal característica y, por tanto, la Constitución no puede ignorarlo. ¿Qué se reivindica entonces en tales manifestaciones?
Pero no debe asustarse la derecha conservadora por este reconocimiento, que no significa, ni mucho menos, la desintegración del Estado. Veámoslo. El término nación posee, asimismo, dos acepciones de meridiana claridad. Por un lado, "comunidad de gentes vinculadas políticamente y organizadas en Estado", y por otro, "territorio de dicho Estado". Descartada la primera por anticonstitucional y por no figurar en el programa de los partidos nacionalistas más importantes, nos queda la segunda, que en nada rompe la unidad de España. ¿A qué viene entonces tanto nerviosismo cuando determinadas comunidades autónomas manifiestan su deseo de organizarse nacionalmente?
Sólo se comprende esta doble paradoja si convenimos que, durante muchos años, vocablos tan ambiguos. por su extensión como región, nación, Estado, etcétera, fueron usados parcialmente al servicio de intereses políticos, desvirtuándoles, poco a poco, su plena significación.-
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