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Simpatizantes de ETA insultan a jueces de Pau en la vista sobre dos demandas de extradición

La demanda de extradición hecha por las autoridades españolas de dos presuntos miembros de ETA militar detenidos en Francia el pasado mes de julio quedó vista para sentencia poco antes de mediodía de ayer ante la Corte de Justicia de Pau, capital del departamento donde está enclavado el País Vasco francés. La cámara de acusación (fiscalía) calificó favorablemente la concesión de las extradiciones de Francisco Javier Lujambio Galdeano y Javier Otazo Txakartegui, mientras que la abogada de éstos renunció a la defensa. El presidente del tribunal fijó, sin embargo, la fecha del 24 de agosto para dar a conocer la sentencia. Los jueces fueron insultados al concluir la vista por los seguidores de ETA que acudieron a presenciar el juicio, estos últimos fueron desalojados por la policía cuando lanzaban gritos favorables a la organización terrorista vasca.

La vista oral duró escasamente una hora y se celebró en un clima de extraordinaria tensión y en medio de un importante despliegue policial. Una dotación de las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS), la misma que el miércoles impidió una manifestación de refugiados vascos en Hendaya, también en contra de las extradiciones, se desplegó desde las primeras horas del día en torno al palacio de justicia y sus alrededores y vigiló el desarrollo del juicio.Francisco Javier Lujambio, 29 años, natural de Hernani, y Javier Otazo, de 25 años, de San Sebastián esposados ambos, se encontraban sentados en el banquillo, entre policías, cuando se permitió la entrada de casi 250 asistentes entre familiares, amigos y refugiados -entre ellos, la viuda de Txapela, militante de ETA Militar asesinado por los GAL- y miembros y dirigentes de Herri Batasuna desplazados desde el País Vasco español -como Jon Idígoras-. La tarde y la noche anterior se habían celebrado manifestaciones de apoyo a los refugiados en Pau y la ciudad habla amanecido con cientos de pintadas nuevas en contra de las posibles extradiciones, dentro del creciente clima de presión al Gobierno francés.

Aprovechando la masiva presencia de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión en la sala, el presidente del tribunal, magistrado Suhaan, que se mostró incómodo y tenso durante la sesión, precisó, antes de que comenzase ésta, que era competencia del Gobierno francés conceder o no las extradiciones, "para evitar malentendidos", y que los tribunales de justiciase limitaban a dictaminar si eran o no procedentes las mismas.

El tribunal rechazó la petición de la abogada defensora Christianne Fando, de aplazar la vista, toda vez que -dijo- únicamente habían dispuesto de dos días para preparar la defensa, solicitud a la que se había sumado el fiscal, aunque por motivos distintos, ya que éste consideró conveniente celebrar en una misma sesión las peticiones de extradición de Otazo y Lujambio con las de otros dos presuntos etarras, Luciano Izaguirre y José María Martínez Beiztegui, que están señaladas para el miércoles día 22.

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En una intervención pausada y reiterativa, el fiscal expuso que se daban todos los preceptos legales para la extradición de Lujambio (acusado del asesinato de un guardia civil, cometido en 1980), y asimismo, la de Otazo, si bien en este caso solicitó cautelarmente una comisión rogatoria (petición de información suplementaria) de los tribunales de justicia españoles, ya que el presunto etarra declaró en Francia que el mismo día en que se le acusaba de haber participado en un atraco a mano armada en Pasajes de San Pedro, el 29 de noviembre de 1979, con un botín de 147.000 pesetas, se encontraba hospitalizado en San Sebastián. Para el fiscal no cabe hablar de intencionalidad política en los supuestos delitos por los que están reclamados.

Christianne Fando, que aseguró que era inútil solicitar la comisión rogatoria, pues estaba claro, en su opinión, que no existe cooperación de la justicia española -al término de la sesión y ante periodistas puso el ejemplo de que hacía años que se había solicitado una información parecida en el caso del bar Hendayais-, finalizó su brevísima intervención, con las mejillas encendidas, afirmando que sus clientes eran refugiados políticos, que los hechos de que se les acusaba eran políticos y que la misma petición de extradición del Gobierno español era una demanda política, para terminar renunciando a la defensa.

Una fuerte ovación de la inmensa mayoría de los presentes remató las palabras de la abogada y, casi un minuto después, sin que hubiesen terminado del todo los aplausos, Francisco Javier Lujambio y Javier Otazo, que habían sido desprovistos de las esposas para prestar declaración, entonaron, puño en alto, el Eusko Gudariak. El primero se mostró sereno; a Otazo, en cambio, se le saltaron las lágrimas cuando fue saludado y abrazado por familiares y amigos antes de que empezase la vista.

Como si hubiesen estado de acuerdo, los tres magistrados del tribunal abandonaron la sala ligeramente descompuestos, sin pronunciar palabra y entre gritos en castellano de "hijos de puta" y "fascistas", para no reaparecer. Lujambio y Otazo fueron conducidos a los calabozos por los CRS a empujones y la sala fue desalojada entre insultos y gritos de Gora ETA Militarra (Viva ETA Militar).

Minutos después, ante la escalinata del palacio de justicia, y ante el monumento que recuerda en Pau a los niños de los Bajos Pirineos que murieron por la patria, Christianne Fando resumió en castellano el desarrollo del juicio a los presentes, que habían desplegado una gran ikurriña, para terminar diciéndoles que "este mismo circo se montará el miércoles y es, prácticamente seguro que se concederán las extradiciones".

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