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La inversión extranjera, pieza clave

La indefinición va ganando terreno en los mercados de valores, y buena prueba de ello es que se vuelve a encarar un día de fiesta sin que se sepa realmente qué va a suceder a la vuelta. No quedaba mal la situación al cierre, pero la falta de seriedad que en jornadas anteriores han mostrado las posiciones de dinero, esfumándose y apareciendo en su lugar nuevas remesas de papel, ha situado a los escépticos a la cabeza del ranking de pronosticadores. Y realmente la situación actual es lo suficientemente compleja como para afiliarse al escepticismo: los pronósticos favorables se suceden, las bajas se repiten y las compras a crédito se renuevan continuamente. La pieza clave de este rompecabezas parece ser la inversión procedente del extranjero, que ha respondido a las alzas históricas de las semanas anteriores con una serie de realizaciones de beneficios que han conseguido imponerse, al menos por unos días, a la corriente compradora que venían disfrutando nuestras bolsas. Las compras que la inversión de fuera de nuestras fronteras realizó en los primeros meses del año han retornado ahora, como en su momento lo harán las compras a crédito que hasta ahora se han venido haciendo. Aun así, los volúmenes que ha mantenido la contratación dan fe de una voluntad de comprar que, en el fondo, es la que ha mantenido las expectativas alcistas durante esta temporada de rebajas.Uno de los problemas que quedan por resolver, es la duración de esta corriente vendedora, y se exhibe como prueba de su próximo final la recuperación que experimentaron algunos valores en el transcurso de la sesión de ayer. Al margen de los que fueron objeto de una ayuda solícita y decidida por parte de sus cuidadores, es cierto que se pudieron observar algunos rebotes en los precios que fueron únicamente fruto de la evolución de los corros. Ésta fue, seguramente, la causa de que los valores eléctricos cerrasen la sesión en cl mercado madrileño prácticamente limpios de papel, más a la espera de acontecimientos que por mantener una postura definida, pues como ya se ha dicho mañana habrá que sondear nuevamente el terreno antes de lanzarse a los corros.

Parecida era la situación en el grupo bancario, que con 156.012 títulos de superávit vendedor para los siete grandes del sector registró retrocesos generalizados. El Vizcaya, con algunos tanteos compradores, y el Central, con el dividendo a pagar mañana, fueron los menos perjudicados por los recortes, mientras que los demás se vieron obligados a ceder entre cuatro y seis enteros. Mucho ha de cambiar la situación de ayer a mañana para que este sector pueda registrar una recuperación, ya que la mayoría de los componentes de este selecto grupo retiraron del mercado menos del 50% de sus saldos respectivos.

Pocos hechos dignos de mención se dieron en los sectores industriales, que continuaron manteniéndose a la rueda de los grandes. También aquí se registraron algunos intentos de recuperación que culminaron con repeticiones en la mayoría de los casos. Como es típico del verano, algunos rumores sobre una OPA ponen a prueba la credulidad de los asistentes, y ya que el sector eléctrico está muy estudiado, hubieron de referirse a algún valor industrial en vías de recuperación. El cuadro de las recuperaciones lo completó Telefónica, aguantando bien en todos los mercados.

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