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BALEARES

42.000 personas de todas las edades participaron en la peregrinación nocturna de 47 kilómetros al santuario de Lluc

Es la primera convocatoria popular que, por orden de importancia, se desarrolla en Mallorca. La undécima edición de la Marxa des Güell a Lluc a peu reunió en la noche del sábado al domingo a alrededor de 42.000 caminantes, de todas las edades, para recorrer a pie los 47 kilómetros que separan Palma de Mallorca del monasterio de Lluc. En éste, hace 700 años, un pastor encontró una imagen semienterrada de la Mare de Déu de Lluc. La tradición y el culto religioso se han convertido, desde 1974, en una peregrinación de mallorquines y foráneos, que acuden al santuario en cumplimiento de promesas, en romería veraniega o en una simple caminata como expresión de mallorquinidad, término nacionalista inventado por el promotor de la iniciativa, Bartolomé Barceló, Güell.

Desde las ocho de la tarde del sábado se comienza a concentrar una multitud de mallorquines, naturales o adoptivos, frente al bar Güell, cuyo propietario es el que recuperó la tradición del peregrinaje a Lluc, hasta hace 10 años medio perdida, y consistente entonces en algunas esporádicas salidas de caminantes, por su cuenta.

Los organizadores, Tolo Güell y sus cerca de 600 colaboradores y amigos, han estimado una participación superior a las 42.000 personas, récord desde que se inició la Marxa en 1974. "Esto es una expresión de mallorquinidad", dice Tolo Güell, porque 'quien trabaja, vive y ama a Mallorca, es mallorquín', independientemente del idioma o la procedencia.".

En la tarima del escenario, las autoridades se disponen a disparar sus cuatro cohetes de salida, los tradicionales sensús, que son encendidos por el propio Tolo Güell, el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Palma, el presi dente del Consell Insular de Mallorca y el presidente de la comunidad autónoma, Gabriel Cañellas. Para Cañellas, "esto es recuperar una tradición perdida, de cuando la gente peregrinaba por su cuenta", en cumplimiento de promesas o en acción de gracias a la patrona de Mallorca, la Mare de Déu de Lluc. "El mérito es de todos los que están aquí".

Hasta las primeras horas de la mañana del domingo, los 42.000 participantes han ido recorriendo la carretera que une Palma con Lluc. La mayor parte de ellos son muy jóvenes. Pero también barriadas enteras que caminan en grupo, familias o asociaciones ciudadanas que se han reunido para la ocasión. En esta edición toma parte, por ejemplo, una sociedad gastronómica de Bilbao, con 48 inscritos; o una cordada de 30 invidentes; o gente descalza, que no llegará al final; o el veterano Jaume es des tambor, que llega el último, tocando el instrumento sin parar durante todo el recorrido; o una señora que hace la caminata porque su hijo ha conseguido un trabajo; o el fotógrafo del gabinete de Prensa del Gobierno autónomo, para cumplir su promesa a la Virgen de Lluc, por una hija pequeña que ha superado una grave intervención quirúrgica. Este último es el verdadero sentido de la Marxa.

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Los anteriores ejemplos son anecdóticos, pero igualmente ¡ni portantes. Todos tienen, o bus can, alguna razón para ir a Lluc a peu.

Presupuesto

El presupuesto de la peregrinación asciende a cuatro millones de pesetas este año, y para organizarla han colaborado 600 personas voluntarias. A lo largo del recorrido hay instalados numerosos puntos de avituallamiento, con más de 40.000 litros de agua y refrescos y unas 60 toneladas de fruta para apaciguar el cansancio de los peregrinos. La Guardia Civil, la Cruz Roja, fuerzas del Ejército y la asociación de Asistencia Ciudadana cubren las incidencias: desmayos, lipotimias, rozaduras y ampollas en los pies, alguna que otra intoxicación etílica y otros accidentes en general de importancia leve.Pero muchos caminantes salen antes de la hora, y muchos llegan también antes. Ya avanzada la Marxa, entre la cabeza y la cola, 18 kilómetros de carretera están ocupados por la peregrinación, o quizá más. Muchos, la mayor parte, no llegan hasta el final por el cansancio, y son recogidos en los coches-escoba por sus propios familiares. La llegada, oficialmente hacia las 7.30 horas del domingo, supone el comienzo de otra fiesta. En el monasterio, el padre prior de la congregación de los Sagrados Corazones -orden religiosa que sólo existe en la Isla- canta una misa, acompañado por la escolanía de Lluc, los blauets. La entrega de diplomas que certifican la realización de la Marxa y bailes folklóricos diversos completan la efeméride. Aunque sólo reciban el diploma la tercera parte de los peregrinos, todos ellos, y otros muchos más, estarán el año que viene caminando Des Güell a Lluc a peu.

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