El norteamericano Di Carlo, a casi tres segundos del récord Mundial de Salnikov
Dos récords mundiales y dos españoles, éstos por partida doble, fueron el balance positivo de la jornada de la natación olímpica en la madrugada española del viernes. El norteamericano Di, Carlo ganó los 400 metros libres a casi tres segundos del récord mundial, en poder del soviético Vladimir Salnikov. El canadiense Davis, actual recordman mundial de 200 braza, sí superó su propia plusmarca. Y el relevo de 4x100 libres de Estados Unidos, mejoró el suyo. Enrique Romero, en 200 braza, y Juan Enrique Escalas, en 400 libres, batieron por dos veces los récords españoles de sus respectivas pruebas, primero en las series y luego en la final B.
Estados Unidos volvió a ganar tres medallas de oro de las cinco en disputa, pero no pudo sacarse la gran espina de las ausencias en Los Ángeles: el soviético Salnikov. George di Carlo ganó los 400 libres. Pero lo más gravé. no fue su ajustado triunfo, sino que, con 3.51.23, ganó un título olímpico a casi tres segundos de la plusmarca mundial de Salnikov, 3.48.32. Además, el récord olímpico lo estableció el alemán occidental Thomas Fahrner, en la final de consolación, con 3.50.91.El español Juan Enrique Escalas sí cumplió lo esperado. Con 3.55.93 por la mañana y 3.55.25 por la tarde, segundo de la final de consolación, décimo total, superó dos veces su récord de España, establecido en 3.56,42 des de los europeos de Roma-83. Fue de menos a más, dentro del límite de sus posibilidades. Juan Enrique aún tiene más porvenir que su hermano, Rafael, las dos esperanzas en los 1.500 libres de hoy y de mañana.
El otro español participante en la cuarta jornada, Enrique Romero, volvió a batir, esta vez en dos ocasiones, su récord nacional de 200 metros braza, como ya hizo el primer día en los 100. Con 2.21.25 en la, serie y 2.21.19 en la final B, en la que fue quinto, decimotercero absoluto, cumplió rebajando los 2.21.99 que poseía. En esta prueba nohubo apenas devaluación por las bajas, algo casi insólito, pues sólo faltó el soviético Volkov, que no hubiera podido impedir la exhibición del plusmarquista mundial canadiense Victor Davis. Tras reservarse por la mañana en la clasificación, dio un recital en lo dos hectómetros decisivos. Pasó ya los 50 metros con casi un segundo de ventaja sobre el australiano Beringen, mejor tiempo de las series, que ganó después la medalla de plata. Davis, no obstante, estuvo imparable, recuperado ya de la mononucleosis que tuvo en 1983, una enfermedad vírica, que no deja secuelas, pero acaba con las fuerzas de los atletas durante cuatro meses.
Volvió a superar su récord undial, establecido en unio, durante los campeonatos nacionales, por más de un segundo, 2.13.34 contra 2.14.58, y borró el legendario récord olímpico del británico John Wilkie (2.15.11), que permanecía desde Montreal-6. Su superioridad quedó claramente expresada al ganarcon dos segundos y 45 centésimas de margen sobre Beringen.
Los norteamericanos no consiguieron siquiera medalla. JohnMoffet, el lesionado ex plusmarquista mundial de 100, vio la prueba desde la grada, aunque había obtenido la clasificación en las selecciones de Indianápolis. Fue uno de sus fracasos en la ornada, sin contar ya las ausencias, pues el otro fue los 100 braza femeninos, una prueba sin Ute Geweninger, la plusmarquista mundial y olímpica. Tracy Caulkins se quedó a las puertas del bronce y Susan Rapp, brillante en 200, penúltima. La holandesa Van Staveren ganó un título con el que no podía haber soñado.
La compensación de los anfitriones fue la victoria de Mary T. Meagher, justo premio a su dominio en la mariposa en los últimos años.
Y el final de éxito local volvieron a darlo los relevos, esta vez el 4x100 libres. Con Mike Heath y Rowdy Gaines, cayó el récord mundial por 23 centésimas (3.19.03 contra 3.19.26).
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