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El juez autoriza a una viuda francesa a ser inseminada, con el esperma de su marido muerto

FELICIANO FIDALGO, "Hijo habemus", exclamó tras el veredicto del juez uno de los forofos de la heroína del día, Corinne Parpalaix, 23 años, la primera mujer francesa que será inseminada con el esperma de su marido muerto. El fallo fue anunciado ayer por el presidente del tribunal de Creteil, localidad situada en las cercanías de París.

Corinne, con toda seguridad, será inseminada artificialmente, puesto que ayer, a última hora del día, el Centro de Estudio y Conservación de Esperma (CECOS), organismo oficial que conservaba congelado el esperma de su marido difunto, y que se negaba a devolvérselo, anunció que no recurriría contra la sentencia del tribunal de Creteil. Sólo el Ministerio de la Salud, en el plazo de un mes, tiene derecho a recurrir el veredicto de la justicia.Corinne, ayer, se declaró "una mujer transformada" y "la mujer más feliz de Francia". Casi nadie creía que el tribunal de Creteil se pronunciana en su favor, pero así fue. A pesar de la oposición radical del fiscal, que hace algunas semanas había negado a esta mujer todos los derechos sobre el esperma depositado por su marido en el CECOS. El presidente del tribunal, que pasará a la historia de la jurisprudencia francesa, Alfred Daussy, parece ser que relegó todos los problemas que plantea este caso de inseminación post mortem y dio más peso a los argumentos humanos y al vacío jurídico que el recurso de Corinne ha dejado espectacularmente al descubierto.

Una historia de amor

Esta historia empezó de hecho en 1981, cuando Corinne, contable en la prefectura de Marsella, y Alan Parpalaix, inspector de policía (ahora Corinne también hace oposiciones para llegar a inspector del cuerpo), se conocieron y, repentinamente, empezaron a amarse como locos, según ella proclama públicamente. Un mes después, el drama empezó a rondarlos, cuando se descubrió que Parpalaix padecía un cáncer de testículos. "A partir de entonces vivimos a cien kilómetros por hora", declaró Corine a EL PAÍS, aunque aseguró que ella nunca llegó a creer que su novio moriría.

Tras varias operaciones, un médico le aconsejó a Parpalaix que depositara su esperma en un centro adecuado, pues aunque su salud mejorara corría el riesgo de quedar estéril. El pasado mes de diciembre los médicos anunciaron a sus padres y a Corinne que la muerte del inspector de policía era inminente. Corine y el que aún era su novio decidieron casarse inmediatamente en el hospital. Él falleció 48 horas después.

Así empezó el calvario de la mujer que deseaba tener un hijo de un hombre muerto. Para ello necesitaba ser inseminada con el esperma que su marido había depositado en el CECOS, pero este organismo se negó en redondo. Corinne recurrió al Ministerio de la Salud, que alegó falta de una legislación adecuada, y le aconsejó paciencia, que no le duró mucho. Corinne comprendió que, como ya le había ocurrido a otra joven en su mismo caso, hace algunos meses, en la ciudad de Caen, el vacío jurídico permitiría a las autoridades oficiales dar largas en cada ocasión que ella reclamara el esperma. Fue entonces cuando decidió hacer lo que no había hecho nadie: recurrir a la justicia.

Ahogado célebre

Defendida por uno de los abogados más célebres del país, Paul Lombard, Corinne ha continuado viviendo durante los últimos dos meses el "gran amor de mi vida", pero en la escena pública y con el recuerdo de lo que fue un hombre vivo. Corinne, menuda, rubia, muy viva, ha padecido y se ha burlado también de quienes la han considerado como un poco loca. Y el tribunal de Creteil, después de dos sesiones en las últimas semanas, le dio ayer la razón al ordenar textualmente "la restitución del esperma".

Puede decirse que los juristas de Francia revolucionaron ayer la normativa civil de ese país al autorizar a Corinne a usar el esperma de un cadáver. De lo que se trata ahora es de alinear el derecho con los descubrimientos de la ciencia. Los problemas legales ya se plantean en cascada: ¿quién podrá hacer uso del esperma de un hombre muerto?, ¿cuánto tiempo deberá pasar después de la muerte para poder hacer la inseminación?... Hasta la fecha, viven en Francia alrededor de 10.000 hijos procreados por inseminación artificial, y se calcula que existen varias decenas de casos como el de Corinne.

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