Escaramuzas en los corros eléctricos
Tras varias jornadas consecutivas en las que el dinero buscaba afanosamente al papel, ayer lograron encontrarse en una batalla que se dibujaba desde el principio como muy desigual y que al final quedó en una simple escaramuza. Lógicamente, el hecho debería producirse en los corros eléctricos, y ya desde el primer momento se podía adivinar quién sería el ganador. La situación a que han conducido las continuas alzas de los valores que forman el grupo eléctrico asusta, al parecer, a unos inversores no habituados a que el seis sea el primer dígito de la cotización de estos valores, pero no sería exacto atribuirle a la sorpresa el que apenas aparezca papel a estos niveles. Verdad es que se muestran reacios a comprar unos valores que a principios de este año se encontraban al 39%, pero ni tan siquiera esta distancia entre las cotizaciones les decide a vender sus títulos.Cuando se dieron los primeros tanteos en la reordenación del sector, algunos operadores se arriesgaron a situar el valor de estos títulos en el 70%, y con la euforia de los días pasados se ha llegado a hablar del 80%. Dejando a un lado las profecías, lo cierto es que Hidrola e Iberduero, los dos que han logrado pasar el 60%, no parecen encontrarse con problemas para mantenerse en esas posiciones, y Sevillana y Unión-Fenosa se han situado con cierta comodidad en sus proximidades. La situación de los llamados valores de segunda fila es muy diferente, ya que los acuerdos en materia de compensaciones no han sido capaces de disolver los rumores que circulan sobre ellos. Las recomendaciones hechas a las compañías sobre la adquisición de activos han puesto de nuevo sobre la mesa los mapas de producción y distribución de energía. Se sabe ya quién debe pagar y quién cobrará, pero aun los habituales se preguntan quién no está dispuesto a seguir pagando y quién desearía cobrar todo de una vez. El juego de la inversión a corto plazo se mueve dentro de estas coordenadas.
La otra mitad de la energía que mueve a los mercados es bancaria, y como corresponde a este sector, es inducida. La expectación que se había generado sobre estos valores se basaba en la creencia de que recuperaría íntegros los dividendos que algunos de ellos habían de repartir en este primer día de agosto. Seguramente la fe puede mover montañas, pero echando un vistazo a la evolución de estos valores en los últimos días parece bastante claro que se habían venido ganando el dividendo a pulso. Tan sólo el Santander, que parecía ir ganando enteros con desgana, confirmó las expectativas y recuperó todo el importe del dividendo. El Banesto y el Popular, los únicos que presentaron un saldo negativo, descontaron íntegro el dividendo.
La demanda que vienen registrando los valores bancarios en las últimas sesiones es escasa, como corresponde a unos valores que no se mueven con la velocidad que desea la inversión a corto, pero parece responder a un rumor que aún no cuenta con suficientes portavoces en los parqués. Se dice que estas instituciones están estudiando elevar sus dividendos en uno o dos puntos. No sería mala cosa, y desde luego no es imposible a juzgar por los resultados que presentan algunos de los grandes bancos para los primeros seis meses del año. Peor lo pasaron los valores industriales, para los que el papel apareció más firme y el dinero más huidizo. Los recortes que se registraron tuvieron escasa incidencia en el desarrollo de la sesión, con lo que la tendencia al alza se mantiene e incluso refuerza las expectativas.
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