Un diario beato

La edición de EL PAIS del 23 de julio de 1984 me deja perplejo. No discuto la libertad de expresión, pero encontrar en la misma página una carta, de Montse Villanueva que anatemiza a TVE por mostrar algo tan bello como unos pechos femeninos, extendiéndose luego en curiosas divagaciones que le llevan a relacionar tal circunstancia con imaginadas "informaciones tendenciosas sobre la Iglesia y sus representantes", y otra de Pitita Ridruejo sobre Milagro en El Escorial, en la que reivindica a "Amparo Cuevas, vidente" -al menos "mientras la Iglesia no se pronuncie- me lleva apreguntarme si en vez de EL PAIS estaré leyendo una publicación del Opus Dei.Confieso, eso sí, que me siento muy edificado por todo ello. En especial, por la actitud de Pitita Ridruejo, que parece estar atravesando por la experiencia de su vida (al menos la experiencia mística de su vida). Ya sé, desde luego, que en casos como el que alude, la Iglesia a menudo se pronuncia sobre si los hechos en cuestión tienen o no carácter sobrenatural. Pero ¿es preciso tal trabajo de la Iglesia? George Bernard Shaw hace decir a un arzobispo en su Santa Juana que un milagro es "un suceso inexplicable que aumenta la fe". No hay duda de que el 'Tóco brillante con reflejos metálicos" de que nos habla Pitita Ridruejo es un suceso, inexplicable que aumenta la fe... de Pitita Ridruego. Pitita Ridruejo, pues, ya tiene su "corte de rnilagros" ¿Para qué precisa de cualquier eventual dictamen de la Iglesia?-