_
_
_
_
_

El Fondo de Garantía de Depósitos ha vendido en un año 18 filiales de Banca Catalana por 1.800 millones de pesetas

Xavier Vidal-Folch

El Fondo de Garantía de Depósitos ha vendido en los últimos doce meses sus paquetes accionariales heredados del grupo Banca Catalana en ocho empresas industriales y en otras 10 sociedades, por un montante aproximado de 1.800 millones de pesetas, según fuentes del Fondo. La última enajenación, cerrada la pasada semana, corresponde al 20% que ostentaba en la compañía de informática Telesincro, que ha sido adquirido por el socio mayoritario, Secoinsa. La mayoría de paquetes vendidos son de carácter minoritario, pero importante, y en casi todos los casos los compradores han sido los socios mayoritarios. Las operaciones de venta se han cerrado a un precio, en general, algo inferior al valor nominal de las acciones. La calidad de los activos vendidos se considera, dentro del conjunto de los que adquirió el Fondo, bastante aceptable.

El Fondo venía ostentando estos paquetes de acciones desde mayo de 1983, en que los adquirió a Banca Catalana, como parte del programa de saneamiento ratificado en el momento en que el consorcio bancario se hizo cargo de Catalana, para venderla después al Banco de Vizcaya. Por un posterior protocolo, firmado el 20 de agosto, los nuevos propietarios del grupo Catalana confirmaron su intención de retener únicamente sus participaciones en sociedades que pudieran serles útiles como complemento a la actividad bancaria típica.Entre los activos comprados entonces por el Fondo figuraban 8.575 millones de pesetas por asunción de la cartera de valores industriales, así como otras partidas provenientes del sector financiero e inmobiliario. La intención del Fondo ha sido, desde el primer momento, gerenciar estos activos para enajenarlos progresivamente, de suerte que recuperase una parte de las ayudas otorgadas.

Ocho industriales

La mayor parte de las ventas realizadas desde mayo de 1983, siguiendo este objetivo, han correspondido a las participaciones industriales, valoradas en 8.575 millones. De este grupo, se han colocado ya ocho paquetes: el de la siderúrgica Torras Herrería (un 14,98%, valorado en casi 250 millones, algo por encima de la par, que equivale a 239 millones), una gran empresa que facturó en 1983 por valor de 17.755 millones de pesetas; el de La Fragmentadora, SA, empresa dedicada al tratamiento de chatarra, donde ostentaba un 10%; el 25% de Trenzas y Cables de Acero, SA, (TYCSA) del sector siderúrgico; el 5,99% de Flamagás, SA, fabricante de encendedores y objetos de papelería, que ha sido comprado por el socio mayoritar¡o, la familia Puig, propietaria a su vez de la compañía de perfumes; el de la maderera valenciana Vilarasa, SA -un paquete del 83,51%-; el 60% de Utiel, SA, empresa que elabora prefabricados de madera, y el 30% de Pacadar, dedicada a los prefabricados de cemento.

Los paquetes de todas estas compañías se han vendido a un precio algo inferior al nominal, salvo en el caso de Torras Herrería, en que fue algo superior. También todos han ido a parar a manos de los socios directos, o a grupos vinculados y representados por su gerente. Las excepciones son dos: Utiel, SA, que ha sido comprada por un grupo de madereros valencianos, y Vilarrasa, SA, que ha sido adquirida por la plantilla, organizada en forma de sociedad anónima-laboral. Ambas sociedades han sido traspasadas a precio simbólico, con traspaso a los nuevos dueños de Utiel de las garantías y avales que venía prestando o garantizando el Fondo.

De los 18 antiguos paquetes de Catalana vendidos por el Fondo, por un precio total aproximado de 1.800 millones de pesetas, la mayor parte corresponde precisamente a las empresas industriales citadas. Entre Torras, La Fragmentadora, Telesincro y TYCSA totalizan en torno a un 90% de la cantidad total.

Las diez empresas restantes vendidas son sociedades de cartera (Indumat, Binca y Dobinca), de auditoría (Pleta, SA) o prácticamente sin actividad (Iberasia, SA, compañía importadora; Davinia, SA y el Institut Català d'Indústria, SA). Junto a ellas están la participación, del 20%, que ostentaba Banca Catalana en la sociedad explotadora del zoo madrileño (Zoos Ibéricos) y dos participadas con socios extranjeros. Éstas últimas son Pignone Española, SA, antigua fabricante de telares, y actualmente de maquinaria para petroquímica y aparatos de refrigeración, en la que el ENI italiano ostenta un 50%, y Banco L'Union Européenne Frankfurt, con socio francés mayoritario.

Los porcentajes de Pignone y L'Union no se han vendido todavía, aunque existen sobre ellos sendos compromisos u opciones de compra por parte de los socios extranjeros.

Otros casos

Además de las 18 mencionadas, quedan otros casos. En el sector de la distribución, la Cadena de Almacenes Catalanes, Catalsa, ha sido recientemente traspasada -limpia de los créditos del grupo Catalana-, a sus empleados, en forma de sociedad anónima laboral. Con menor fortuna, la cadena de tiendas populares Europrix presentó la quiebra voluntaria a principios del pasado mes de junio.

Aparte de todas estas sociedades, el Fondo va sacando a la venta lentamente los terrenos y edificios que constituían el activo de las inmobiliarias del grupo bancario. La principal operación dentro de este grupo ha sido la venta de las instalaciones de la estación de esquí de la Molina -Nueva Molina-, vendida a la Generalitat por 400 millones pagaderos en ocho años, cifra que no se incluye en el cómputo de los 1.800 millones. Ninguna de las inmobiliarias funciona como una unidad de explotación, a excepción de Dirsa, que cuenta con locales de alquiler en todo el país.

Otras antiguas participadas de Catalana. vendidas son la siderúrgica Rivière, Construcciones Padrós y la financiera Sefigsa -enajenadas por el Fondo, pero antes de que Catalana se hubiera traspasado al consorcio bancario- y la participación del 20% en la compañía de seguros Chasyr.

Una vez culminada la actual fase de enajenaciones, la herencia empresarial de Catalana asumida por el Fondo queda compuesta por dos grupos de sociedades. Forman parte del primero empresas de gran dimensión, en las que el Fondo ostenta posiciones en general minoritarias pero sustanciales, que tienen una gestión autónoma o un socio importante (Aiscondel, Nurel, Brylen, Montefibre y Marasia), cuyos compradores naturales debieran ser, en principio, los mismos socios. En el segundo grupo figura una pléyade de pequeñas participaciones en empresas de menor dimensión, cuyo proceso de venta se prevé más lento.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_