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La tendencia alcista, algo más que buenos deseos

Para buscar las causas de la actual tendencia al alza que vienen registrando los mercados de valores, sería necesario recurrir como mínimo a los buenos deseos, ya que achacárselo a la buena suerte parece más propio de los juegos de azar, pero los niveles de contratación que se están produciendo en estos días obligan a buscar las causas más allá de los buenos deseos. Salvo algunos valores que vienen reclamando su parcela de protagonismo, avalados por una contratación inusual para ellos, el resto de las mejoras que se producen en los mercados carecen del volumen de negocio suficiente como para tomarlas demasiado en serio. Y, sin embargo, ahí están, obligando a los índices generales a remontar las cotas máximas del año justo en los momentos en que la contratación se vuelve más tradicional y busca con tenacidad marcar algún mínimo.Esta paradoja y los datos estadísticos se convierten en los únicos datos reseñables que se pueden extraer del parqué. Por supuesto que las expectativas del Gobierno sobre el crecimiento real de nuestra economía para los próximos años han sido bien acogidas, y que las negociaciones para lograr un pacto social siempre son vistas con buenos ojos por estas latitudes. Al tiempo, la continuada escalada del dólar pone un punto negro en las esperanzas, que sirve para calmar los ánimos de los más optimistas. En este pequeño repertorio de hechos concretos hay que buscar las causas de la sustancial mejora que registraron ayer los mercados de valores, y que deja al de Madrid -el más bajo de todos ellos- a las puertas del 130%, especie de punto mágico que promete maravillas si se logra pasar al otro lado.

Las mejoras logradas por los valores eléctricos en los últimos días hacen muy difícil que se las pueda mantener mucho tiempo más, pero a pesar de ello, el ambiente del sector no es malo, y si la resolución sobre la política de compensaciones llega a tiempo, es posible que este grupo colabore para dar la razón a los gurus y disparar los índices generales. No llega mucho dinero hasta estos valores, pero la ausencia de papel, que sólo aparece ante una sólida demanda, garantiza la continuidad de esta situación.

Entender lo que sucede con los valores bancarios es algo que ya casi nadie se propone en los patios de operaciones. Continúan manteniendo un escaso volumen de demanda que, una vez casadas las operaciones, suele rondar los 50.000 títulos para el conjunto de los siete grandes. Lo único reseñable es cómo se reparten cada día este saldo que, hasta ahora, parece inamovible. Con la cordialidad que caracteriza las relaciones del grupo, Banesto ha cedido la primera plaza al Popular, en cuanto a la demanda de títulos se refiere, y ha recibido algunos tanteos vendedores que buscaban realizar los beneficios acumulados por este valor en las primeras sesiones de la semana. El resto de los componentes de tan selecto grupo parece funcionar con piloto automático, y cada día mantienen su postura de ganar uno o dos enteros, recordando su movimiento al de los peones del ajedrez.

El resto de la partida la juegan algunos valores de los grupos industriales, que ayer lograron avances importantes -El Aguila, Explosivos, Finanzauto-, logrando con ello completar el perfecto diseño de una tendencia al alza.

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