Los comunistas franceses se distancian del Gobierno Fabius
El primer ministro francés, Laurent Fabius, se prepara para afrontar la batalla histórica de las elecciones legislativas que se celebrarán en Francia dentro de 18 meses, tras obtener el voto de confianza que anteanoche solicitó de la Asamblea Nacional. Le bastó con que le votaran los socialistas, que disponen de la mayoría absoluta en el hemiciclo. Los comunistas, con su abstención, dejaron en claro la fragilidad de su apoyo -mantenido aún teóricamente- al Gobierno de Mitterrand.
El discurso-programa de Fabius gustó, pero no emocionó a nadie. Dicen muchos especialistas que ha confirmado el cambio de imagen que le es imprescindible, para empezar esta nueva fase del Gobierno de la izquierda francesa, denominada ya, simplemente, mitterrandismo.
Los 279 diputados del Partido Socialista Francés y del minúsculo Partido de los Radicales de Izquierdas votaron la confianza pedida por Fabius. Los 157 representantes de la oposición conservadora-liberal votaron negativamente. Por su parte, los comunistas inventaron un nuevo término político (nuevo en Francia, al menos), la abstención positiva.
En pocas palabras, al no votar la confianza, los comunistas franceses, que se han negado a participar en el Gobierno Fabius, dicen claramente lo que piensan y lo que será el futuro: que no están de acuerdo con la política económica de rigor del Gobierno, que no garantiza ni el empleo ni el aumento del poder adquisitivo de los obreros. E igualmente, que en lo sucesivo votarán por el Gobierno cuando les convenga y rechazarán todo lo que suponga un coste electoral.
La impresión general es que, tras la separación de cuerpos (la no participación en el Gobierno), la separación de bienes (ruptura de la mayoria presidencial) es algo ineludible.
Moderación y liberalismo
Por lo demás, el discurso-programa de Fabius parece haber conseguido lo que pretendía en un primer tiempo, y que responde al giro que han supuesto las iniciativas de Mitterrand durante las dos últimas semanas: moderación y liberalismo en lo político y en lo económico.Se acabó el lirismo del discurso militante que prodigaba el ex primer ministro, Pierre Mauroy, que hace un par de años excitó a los líderes más impetuosos a gritar en el congreso de los socialistas: "Hay que cortar cabezas".
La palabra socialismo ha desaparecido del lenguaje oficial. La tolerancia en todos los terrenos está a la orden del día. Administrar, modernizar, unir a los franceses, son nociones del nuevo diccionario del dúo Mitterrand-Fabius, y están a años luz de "la ruptura con el capitalismo" que preconizaba Mitterrand.
Una frase de Fabius, al referirse al papel del Estado en la sociedad francesa, es significativa: "El Estado ha topado con sus llímites, y no debe desbordarlos". En lo social, la política contractual que quiere Fabius es la que practicaban intentaban practicar, sus antecesores de la oposición. En suma, el giro está dado, el miterrandismo está en marcha y el modernismo, con un premier de 37 años, también.
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