Gorostegui y Abascal, el peso de una medalla
Son consumados especialistas, expertos y, veteranos, pese a su juventud. La gran esperanza del deporte español en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. "Algo caerá, seguro", comentan. Y es que para ellos no es desconocido el peso de una medalla olímpica colgada a su cuello. Ambos nacieron en Santander, y en las fuertes aguas del Atlántico se iniciaron en un deporte todavía minoritario en nuestro país: la vela.Ahora viven en Palamós, junto al Mediterráneo. Allí establecieron su base, desde hace unos años, y desde allí han recorrido miles de kilómetros y regateado cientos de horas con un único objetivo: subir al podio, ese momento emocionante en el que suena un himno y una bandera es izada lentamente a un mástil. Son Antonio Gorostegui y Alejandro Abascal. El primero formará pareja con José Luis Doreste en la clase Star, y Abascal, junto al catalán Miquel Noguer, en FIying dutchman.
Toño Gorostegui da la impresión de ser un hombre huraño para la Prensa. "Me han colocado la etiqueta de polémico y no es cierto". Habla con una cierta dosis de ironía, como pasando de muchas cosas. En realidad, está quemado por tantos años practicando un deporte en el que lo ha conseguido todo y, posiblemente, querría que sus éxitos fueran más reconocidos. "Pero no he perdido la ilusión ni la ambición. Sin ese espíritu de competición es imposible lograr nada en la vela".
Siendo juvenil, en 197 3, ganó el campeonato mundial, junto a Albalat, y repitió triunfo al año siguiente en la clase 470. En los Juegos Olímpicos de Montreal (1976) obtuvo la medalla de plata. "A partir de ese momento rrAe planteé dar el salto a la clase Star. Para mí era como un desafío". En Moscú no pasé de un discreto séptimo lugar, "porque llegué allí con un material en malas condiciones". Después comenzó a prepararse para Los Ángeles.
Gorostegui siempre había regateado con su hermano, con Benavides y con José Luis de la Viña. Se unió a José Luis Doreste y todo fue sobre ruedas. "Compramos un barco nuevo, que nos dio resultado y ganamos el Campeonato del Mundo. Sin duda, el año 1982 fue nuestra mejor temporada. En la siguiente comenzamos bastante mal porque rompimos el palo. Paulatinamente, fuimos poniendo a punto nuestro barco y logramos otro Campeonato del Mundo".
Barco competitivo
Afrontó la recta final de su preparación con un barco nuevo. No le dio resultado. Un constructor italiano le echó una mano y ahora está convencido de que el que dispondrá en Los Ángeles será altamente competitivo. Con uno de parecidas características, también prestado, sorprendió a todos en la Semana de Kiel.
"Tres días antes de iniciarse la primera regata sábré lo que vamos a lograr. Los últimos entrenamientos en Los Ángeles van a ser decisivos". Para Gorostegui, un Campeonato del Mundo es mas importante que unos Juegos Olímpicos. "Los Juegos son un paso muy duro, una especie de examen final. Te lo juegas todo a una carta y no me parece justo, porque en la vela influyen muchos factores. De todas formas, yo soy de íos que piensan que nadie deja de ser tan bueno aunque no logre una medalla".
Gorostegui conoce bien el campo de regatas de Puerto Marina, en Long Beach. "Creo que es demasiado noble para mi forma de navegar. Pero me lo voy a jugar todo. En vela nunca se puede estar a la defensiva, hay que arriesgar al máximo. De lo contrario, estás perdido".
Para Alejandro Abascal "no existen campos de regatas nobles ni blandos", aunque comparte la mayoría de las opiniones de su compañero. Abascal también es introvertido, pero no cae tan antipatico como Gorostegui. "A medida que pasan los años ves todas las cosas bajo un prisma muy distinto". Alejandro, formando pareja con Miquel Noguer, logró la medalla de oro de la clase Kying dutchman en los Juegos Olímpicos de Moscú. Ambos fueron terceros en el Mundial de 1978 y segundos al año siguiente. Abascal conoció su primer gran triunfo internacional en 1974, cuando ganó el mundial de la clase Vaurien, formando pareja con López Alonso.
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